Por José Marcelino García Rozado*
Por primera vez en la historia del sindicalismo peronista un Secretario General gremial habla mal en público de un compañero de otro sindicato. Se rompieron todos los códigos.
Atónitos asistimos ante las mentiras vertidas por el Secretario General de la Confederación General del Trabajo en un reportaje radial en el día martes 27 de mayo -y reproducidas por Ámbito Financiero el 28/5- para congraciarse con su nuevo jefe político, atacando traicioneramente al Secretario General de los Trabajadores Rurales y Estibadores el Compañero Jerónimo Venegas.
Este régimen stalinista que impide los disensos democráticos e induce con su accionar a sembrar traiciones impensadas por aquellos prohombres formadores e integrantes de un movimiento sindical y político cristiano y solidario por excelencia entre sus integrantes, hoy bastardeado y prostituido desde la misma cúpula del poder político ha trascendido las fronteras haciendo pie en el mismo movimiento sindical argentino y peronista, que copia las prácticas rastreras propias de aquellos que primero traicionaron a Perón y Evita, luego al Pueblo del que habían nacido y por último imponen la práctica de la insolidaridad y la traición lisa y llana entre los compañeros, en una suerte de «quien no traiciona no merece lealtad».
Esta práctica corrupta y propia de descastados, que aparta la más elementales normas y dictados de la ética y la moral, y las reemplaza por los nuevos códigos de la insolidaridad, la traición, la delación, la sumisión humillante, la mentira, el robo, la injuria como escalones para trepar hacia las colinas de lo que ellos consideran el poder congraciándose con el matrimonio gobernante que solo conoce los códigos de la avaricia, el peculado, la traición de sus conciudadanos como prácticas del hacer político.
Quien fuera, años atrás, un digno compañero de lucha que enfrentaba en posiciones minoritarias a los jerarcas menemistas cuando destruían y entregaban la Patria, hoy quiebra la espalda sumisamente y se convierte en un lamebotas de tercera categoría entregando, por sostenerse en cercanías del calor -hoy apenas tibio- , de pantalones caídos traicionando a uno de los pocos dirigentes sindicales que lo habían acompañado durante aquellas duras épocas de ostracismo y que lo seguía considerando «su amigo». Ante la perdida y rotura de los más básicos códigos de la moral y la ética no queda otra que empezar a pensar que esta es definitivamente la época de los amanuenses, los obsecuentes, los corruptos, los traidores.
Toda una cohorte de saltimbanquis, payasos, cómicos de baja estofa, «caballos de polo» -con perdón de esos dulces y aguerridos equinos- como dice un chacarero amigo, que tomaron por asalto la herramienta electoral legada por el viejo líder del movimiento nacional peronista a través de espurias maniobras rayanas con la ilegalidad. Perderle el respeto a un ser humano por sus bajezas, agachadas, deslealtades era algo impensado en los viejos tiempos de la militancia y la resistencia peronista al gorilaje de derecha e izquierda, pero aquello que no lograran los fusiladotes del 55 y 56 lo están logrando estos mamarrachos al servicio del imperialismo de turno, como los definiera aquel 12 de junio el General Perón, al echarlos de la histórica plaza. Es poco comprensible que compañeros que lucharon a nuestro lado para erradicarlos definitivamente del movimiento nacional a esta caterva de inútiles y traidores a la Doctrina sean hoy quienes sumisamente se prestan a los más bajos designios de estos personajes.
Es poco serio criticar al compañero Momo Venegas por su actividad gremial al frente de un gremio como el de los peones rurales, que lograron en éstos últimos quince años avances que pocos otras actividades gremiales han logrado, tanto en el blanqueo de personal, como respecto de aumentos y conquistas salariales; mienten descaradamente quienes alegan, falazmente y con técnicas goeriñanas, que los peones rurales son «los peor pagos» del país desconociendo las conquistas -reconociendo que siempre se aspira a más y mejores- respecto de obra social, vivienda, salud, educación y tantas otras que le deben a la actual conducción gremial.
Que el compañero Hugo Moyano salga a catalogar la actividad de otro secretario general de un gremio es vergonzoso, desleal y poco ético; y mucho más si se tiene en cuenta las actitudes previas de ese mismo dirigente cegetista respecto de avances sobre las estructuras y afiliados de otros gremios, como viene haciendo desde hace ya varios años. Pero no debemos en esta hora dejar de remarcar la incoherencia de criticar de un dirigente que por sí o a través de interpósita persona -su hijo Pablo- aprieta intendentes del conurbano defendiendo los intereses pecuniarios de empresarios poco serios, cuando no venales, que pretenden seguir lucrando a costillas del pueblo bonaerense en el negocio de la recolección de los residuos domiciliarios.
Esto que fue noticia poco difundida, acaba de ocurrir en varios municipios, y escudado en la permanencia de sus trabajadores y en la defensa de las «fuentes laborales», esconde realmente el verdadero fin que es el de apañar -por lo menos- el accionar de simples peculados, sobreprecios impresentables, cuando no simplemente delictivos que se intentan modificar a favor de los ciudadanos. Y de esto pueden dar fe el Sr. Intendente de Quilmes el Cro. Barba Gutiérrez, el de Morón y varios otros más. Este accionar acompañado desde la Casa Rosada, sea quizás la moneda de cambio exigida por este dirigente para traicionar arteramente al Cro. Venegas.
Cuando pocos enfrentan este desgobierno cristinista, que genera enfrentamientos entre hermanos y sostiene incoherentemente a personajes como los Pérsico, los Tumini y los D’Elía, desprestigiados socialmente y rechazados hasta por sus propios compañeros de lucha, mientras enfrenta a los sectores productivos que aportan al crecimiento nacional intentando imponer a todo el Pueblo Argentino condiciones y pensamientos antinacionales, aquellos pocos que se animan a desafiarlos son denostados por el poder o sus acólitos venales y corruptos, o por aquellos otros que vendidos al oro o al calor del poder sirven de comparsa de este corso carnavalesco en que la pareja K han convertido a la Patria.
*Artículos de José Marcelino García Rozado editados en Rebanadas
Lamento la posición del compañero Venegas, todos queremos que esto se solucione, pero ponerse del lado de la SRA no le cabe. Le solicito que reflexione como Secretario de las 62 peronistas. No se puede estar en la misa la proseción a la vez. El Momo nunca fue parte de la burocracia de los gordos, hay que leer la historia de los golpes militares como sucedieron en Argentina, donde siempre fue dificil que el campo popular mantuviese sus logros. En 1976 vinieron para reventar a todos los gremios y estos señores de la Rural eran sus socios. Hoy tenemos dignida los trabajadores no se la podemos regalar nuevamente…usted no les debe nada compañero Venegas, vuelva con los compañeros..no nos dé la espalda…