La presidenta Cristina Fernández firmó el proyecto de Ley para el Desarrollo y Consolidación de la Industria Automotriz Nacional.
La jefa de Estado dio curso al proyecto de ley que incentivará la industria de autopartes nacionales. La firma del mismo se realizó esta noche en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno.
«La mayor innovación, la mayor incorporación de tecnología se hace esencialmente en la calidad de las autopartes. Es entonces ahí donde necesitamos poner financiamiento» destacó la Presidenta, a la vez que resaltó la importancia de este sector de la industria como generador de empleo.
Estuvieron presentes en el acto el ministro de Economía, Carlos Fernández; el secretario de Industria, Fernando Fraguío; los gobernadores de Buenos Aires y Santa Fe, Daniel Scioli y Hermes Binner y el titular de la Cámara Argentina de Productores de Autopartes, José Luis Basso.
Palabras de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en el acto de presentación del proyecto de ley de desarrollo y consolidación del sector autopartista nacional, realizado en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno.
Muy buenas tardes a todos y a todas.
Luego de escucharlo a José, a quien conocí en su Rafaela natal y en su fábrica de autopartes, de válvulas, que parece un quirófano no una fábrica, porque es una maravilla, con computadoras, con todo su personal con guardapolvos, a este señor que provee a grandes firmas europeas que exigen gran precisión en el autopartismo, es realmente, además de un ejemplo de empresario, un ejemplo de argentino y un ejemplo de vida. Porque le ofrecieron y tuvo oportunidades para irse a producir fuera del país, no solamente a Brasil, sino también a los Estados Unidos, donde seguramente hoy tendría más dinero del que seguramente también tiene y muy bien ganado, y se quedó en Rafaela.
No me voy a olvidar nunca, según me contó, que cuando él fue a los Estados Unidos a comprar una fábrica para desmontarla y traerla a su Rafaela natal, cuando vieron los números los americanos, le dijeron «pero usted puede venir a producir aquí, a Estados Unidos y seguramente va a ganar mucho dinero» y él les contestó: «Sí, pero, yo soy de Rafaela».
Creo que esa identidad con el país, con los intereses, ese orgullo de ser rafaelino, santafesino y, en definitiva, ese orgullo de ser argentino, como somos todos, creo que es el ejemplo que empresarios, trabajadores, comerciantes, productores debemos llevar adelante para seguir construyendo este país, nuestro país, que ha registrado en cinco años un crecimiento inédito en nuestra historia y que si volvemos a crecer este año, vamos a consolidar el período de crecimiento más importante de toda nuestra vida de los doscientos años. Y, seguramente, la industria automotriz, como bien señalaba el señor Ministro en los números puntuales de ese año 2002, en el cual vendíamos 82.000 autos y solamente en enero de este año hemos superado con creces esa cifra, el número también de autos usados que dinamiza a todo el sector, nos pone en el compromiso, precisamente, como lo hemos charlado con muchos titulares de las principales terminales, de apoyar y generar mayor desarrollo y mayor crecimiento en la industria autopartista para darle, no solamente sustentabilidad a las terminales, sino también para abordar un crecimiento diferente.
¿Por qué? Porque hoy, como todos ustedes saben, están en las autopartes los mayores valores de un auto. La mayor innovación, la mayor incorporación de tecnología no se hace en la chapa ni en el ensamblado, se hace, esencialmente, en la calidad de las autopartes. Es entonces ahí donde necesitamos poner financiamiento.
Bien decían que tenemos un déficit con la balanza comercial de Brasil y que precisamente la mayor participación de ese desbalance es en el sector precisamente de auopartes. Entonces, no es casual esta decisión de impulsar este proyecto de ley donde estamos cuadruplicando la cifra que ya había dado el anterior gobierno, que encabezaba el ex presidente Kirchner, en materia autopartista. Vamos a apostar y vamos por más autopartes, porque además, creemos que, como bien lo señalaba el ingeniero Basso, tenemos la calidad de los recursos humanos para poder hacerlo.
Esto también va a exigir, por parte de los empresarios, un compromiso que él mismo demandaba: capacitación de los recursos, escuelas técnicas, etcétera. Porque no solamente tenemos que tener un tipo de cambio competitivo, sino que también tenemos que tornarnos competitivos por innovación y por valor agregado.
La tonelada promedio que exporta este señor está en el orden de los 26.000 dólares. ¿Qué significa cuánto más vale una tonelada de lo que uno exporta? Significa trabajo bueno, decente, formal y mejor remunerado para los argentinos. No es solamente una cifra de decir «esto vale tanto o tanto pesa una tonelada».
Por eso, en esta discusión, en este debate que tenemos que darnos los argentinos en este Acuerdo del Bicentenario, en este desafío para todos los que son empresarios, en su calidad de empresarios industriales o productores, en cualquiera de las actividades, la clave está en abandonar el sesgo primario de producción para agregarle mucho valor. Si uno mira a vecinos importantes, va a ver que tal vez las fortunas más importantes son las mismas de hace cien años. ¿Por qué? Porque ellos empezaron tal vez como productores primarios, como fasenderos y después pasaron a la industria y después pasaron al banco y después volvieron a la fasenda y hoy tienen fasenda, industria y bancos, se diversifican, agregan valor.
Recordemos a las diez familias más ricas de nuestro país, de la Argentina monoproductora de 1910, séptima en el mundo: ninguna de esas familias hoy figura ranqueada como importante generadora de trabajo o poseedora de riqueza.
¿Qué significa esto? Que la clave está en seguir creciendo para acrecentar la riqueza, reproducirla y distribuirla a través del trabajo y de las empresas, en generar valor agregado, innovación, tecnología. Y yo creo que en esto tenemos, además de este proyecto que significa financiamiento, precisamente, para las pequeñas y medianas industrias autopartistas y grandes generadoras de trabajo, también apostar a lo que significan nuestros recursos humanos que son altamente calificados.
Yo charlaba hace unos días con el Primer Ministro de Austria cuando nos visitó, uno de los principales países productores de autopartes. Me contaba que hace apenas quince años, no más, Austria tenía déficit comercial precisamente en el sector automotriz. Hoy, ya no ensamblan ni arman autos en el país, pero son los primeros productores autopartistas y han superado ese déficit; ahora son superavitarios y exportan autopartes por cada 1,4 autos que exportan. Con lo cual han logrado calificarse, han logrado generar mayor riqueza, mayor superávit, no solamente para los empresarios, sino en definitiva para toda la población a través de agregar valor.
Por eso es importante que todos en cada una de las actividades que tengamos, sepamos que debemos integrarnos precisamente a cadenas de valor para poder seguir sustentando crecimiento y desarrollo del modo que lo hemos hecho.
Esto se da en todas las actividades, desde la industria automotriz, desde la agroindustria. Estaba mirando números: una tonelada de maíz, cuesta 240 dólares, pero si la colocamos en 300 kilos de pollo, se nos va a 600 dólares y si la colocamos en otros no sé cuántos kilos de carne, que no me voy a acordar ahora, se nos va a 800 dólares. Esto en lo básico, porque si además agregamos mayor calidad a la carne, mayor diferencia de menús de poder ofrecerle a un mundo que va a demandar también alimentos, estamos en condiciones, argentinos y argentinas, de dar un salto cualitativo formidable en materia de crecimiento.
Este hombre que me precedió en el uso de la palabra, no dejó el país, se quedó aquí, siguió apostando por la Argentina, aún en épocas del 1 a 1.
No me voy a olvidar nunca lo que me contó. Yo le pregunté cuando fui a visitarlo a la fábrica: «¿Cómo hicieron para aguantar durante el 1 a 1?» Y me dijo: «Milagros, redujimos personal con mucha cooperación de los viejos empleados, de los viejos ingenieros que apostaron y se quedaron, pero tuvimos que reducirnos y aguantamos». Y me contó una anécdota: venía aquí a la Secretaría de Comercio y le decían «pero por qué no te vas a producir a Brasil». Esto pasó no hace treinta años ni hace un siglo, esto pasó hace muy poco en la República Argentina: recomendarle a un empresario argentino que fuera a producir a otro país. Que estaría bueno además si pudiera hacerlo porque se agranda de tal manera y entonces en lugar de nacional se convierte en un empresario multinacional, que estaría muy bien, pero no para que deje su fábrica cerrada y vaya a abrir otra a otra parte. Son anécdotas para recordar y para no cometer los mismos errores, porque solamente nosotros, los de la escala humana, tropezamos dos veces con la misma piedra.
Por eso es importante esto que estamos haciendo hoy, apuntalar fuertemente la industria autopartista y además apuntar a poder generar definitivamente el motor argentino, como le gusta decir al doctor Fragio, a quien veo desde aquí asintiendo y que ha tenido mucho que ver en el diseño de esta ley que estamos presentando y enviando hoy al Congreso de la Nación.
Esto es para todos los argentinos, es para todos los hombres y mujeres y para todas las pequeñas y medianas empresas que siguen creyendo y apostando por el país por sus recursos humanos y, en definitiva, por todos nosotros.
Muchísimas gracias, mis felicitaciones a todos los que participaron en el desarrollo y diseño de esta ley.
Muchas gracias. (APLAUSOS)