lunes, diciembre 30, 2024

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FALLOS: La Justicia defiende al humor.

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Un empleado del Congreso que se sintió ridiculizado en un programa televisivo hizo una demanda contra la productora por daños y perjuicios. Pero los jueces consideraron que la burla “forma parte de la vida diaria” y reivindicaron a la sátira como «forma de expresión periodística».

La justicia civil rechazó la demanda de un empleado del Congreso Nacional contra una productora debido a que en un programa televisivo lo caricaturizaron por impedir el ingreso de un grupo de personas.

El empleado de seguridad del Congreso presentó la demanda contra la productora «Cuatro Cabezas», responsable del programa «Caiga quien Caiga», donde fue caricaturizado cuando un grupo de personas intentaba presentar un petitorio a los legisladores.

Los camaristas Eduardo Zannoni, Fernando Posse Saguier y José Luis Galmarini reivindicaron, en el fallo al que tuvo acceso Télam, la sátira como «catalizador del espíritu crítico inherente al ser humano» y herramienta «para expresar un juicio de valor».

En agosto de 2005, un cronista de «Caiga quien Caiga» (CQC), «había reunido en las inmediaciones del Congreso a una cierta cantidad de personas que reclamaba a los legisladores que diesen a conocer sus declaraciones juradas… o bien que explicaran las razones de su falta de presentación».

Cuando intentaron ingresar en el Congreso, los guardias de seguridad, entre ellos quien presentó la demanda, lo impidieron, por lo que el rostro del custodio apareció en pantalla «desfigurado por un instante mediante la sobreimpresión de una caricatura».

La presentación contra la productora fue por daños y perjuicios, ya que el guardia estimó que «de ese modo se lo ridiculizó sin derecho alguno y se afectó su identidad y honor».

Pero los camaristas replicaron que CQC empleó «un recurso humorístico, para emitir una opinión crítica respecto del accionar obstructivo del personal de seguridad» y reivindicó a «la sátira como género o forma de expresión periodística».

«La burla, el humor, la caricaturización de personajes, forman parte de la vida diaria. Tanto el ciudadano común, cuanto el hombre público (el político, el juez, el deportista, el artista) están acostumbrados a las bromas y hasta la ridiculización de los actos y las costumbres de los personajes públicos», agregaron.

«Si el humor trajera aparejada indemnizaciones a favor de quienes se sientan ofendidos por este tipo de sátiras, nuestros tribunales se verían inundados de reclamos por daño moral con consecuencias inusitadas», advirtieron los magistrados.

«El humor, el chiste, constituyen una de las facultades más propiamente humanas y son indicativas de la complejidad del alma y sus posibilidades de afirmar negando, o viceversa… y constituyen, por eso, una de las más elevadas formas de expresión espiritual», señalaron en el fallo. (TELAM)