La Justicia consideró que fueron parte del entramado que permitió obtener un certificado de legítimo usuario de armas al tirador de Belgrano, quien asesinó en pleno Cabildo y Juramento a Alfredo Marcenac.
Tres personas fueron procesadas por haber sido parte del entramado que permitió obtener un certificado de legítimo usuario de arma de fuego a Martín Ríos, el tirador serial que en julio de 2006 mató a Alfredo Marcenac en el barrio porteño de Belgrano.
La decisión del juez federal Sergio Torres recayó sobre el ex jefe de la división Usuarios Individuales del Registro Nacional de Armas (Renar), José Luis González, y un empleado del sector, Fabián Alejandro Pereyra, por » incumplimiento de deberes de funcionario público», cometido en el año 2000.
Según el fallo, el juez procesó también al médico traumatólogo Mark Theis Garrett porque en el 2005 emitió un certificado donde declaraba que Ríos estaba apto física y psíquicamente para ser usuario de arma de fuego.
A los funcionarios del Renar, ambos embargados por cinco mil pesos, «se les atribuye haber intervenido en el trámite mediante el cual se le otorgó al ciudadano Martín Ríos la calidad de legítimo usuario de armas de fuego sin haber observado las leyes y decretos cuyo cumplimiento les incumbía en razón de sus respectivas funciones».
En el 2000 ambos «dieron curso al trámite» de Ríos pese a que entre los papeles presentados había un informe donde un médico clínico recomendaba un test psicológico que nunca se efectuó.
Cinco años más tarde, cuando tuvo que renovar el certificado, Ríos recurrió al traumatólogo Mark Theis Garrett, quien el 12 de mayo de 2005 «extendió por escrito que el nombrado se encontraba apto tanto en el aspecto físico como psíquico dando con ello la certeza de la inexistencia de alguna enfermedad o lesión».
Esto permitió a Ríos tener el arma de fuego con la que cometió ataques en el barrio porteño de Belgrano, hasta que el 6 de julio de 2006 asesinó en la calle al joven Marcenac, quien estaba sobre avenida Cabildo al 1700 cuando el tirador comenzó a disparar.
Para Torres, Ríos «presentaba alteraciones psicológicas desde entrada su adolescencia» y un «bagaje de trastornos mentales» que incluyeron una internación psiquiátrica y un tratamiento por su adicción a las drogas.
Ya cometido el crimen de Marcenac y detenido, el 4 de septiembre de 2006 se le diagnosticó un «trastorno esquizoide de la personalidad».
El médico traumatólogo «no sólo conocía las evidentes alteraciones mentales que presentaba Martín Ríos y las calló, sino que también afirmó lo contrario, es decir que el nombrado era apto psíquicamente», consideró el juez.
Para el otorgamiento de la calidad de legítimo usuario de armas de fuego es requisito ineludible la presentación de un certificado médico que acredite expresamente la aptitud tanto física como psíquica del peticionante.
En la causa declaró el médico Guillermo Mendoza, quien en el 2000 había firmado el apto físico de Ríos pero había recomendado por escrito un test psicológico.
El médico dijo a la Justicia que en su entrevista con Ríos «advirtió claramente que no era psicológicamente apto para el uso de ningún tipo de arma, lo que apuntó específicamente como aviso al Renar».
«De haberse realizado hubiera impedido el otorgamiento del permiso concedido», aseguró Torres.
El médico recordó que Ríos «no recordaba el número de su casa ni de su teléfono pero dejaba denotar que en realidad los estaba ocultando».
Ríos, además del homicidio de Marcenac, está procesado por otros tres ataques cometidos a balazos sin razón aparente a una confitería de Cramer y Juramento en la que hirió a una chica, baleó a un colectivo de la línea 67 y a una formación ferroviaria, todos en el barrio de Belgrano.
El episodio más grave en el que murió Marcenac ocurrió el 6 de julio del año pasado, cuando, según los testigos, Ríos descargó 13 tiros contra personas que caminaban por la avenida Cabildo al 1700 en horario pico. Dos amigos que acompañaban a la víctima resultaron heridos, al igual que otras cuatro personas.
A pesar de que era intensamente buscado por la Policía Federal, Ríos fue detenido por la bonaerense de casualidad el 14 de julio en Munro cuando cuidaba el auto de su madre, que había olvidado las llaves adentro.
El ataque derivó en el procesamiento de Ríos por «homicidio agravado por placer», una figura que está prevista en el Código Penal, pero que en la Argentina fue aplicada por primera vez en este caso.
Sin embargo, Ríos continúa internado en el Hospital Borda sin que aún se haya determinado si comprendió o no la gravedad de lo que hacía. (PERFIL)