por Dr. Luis Cappozzo. Director Ejecutivo de la Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén
Hoy domingo 26 de agosto recibí una noticia muy triste. Son 533 kilómetros los que separan las puertas del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” de la Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén. En la ciudad de Buenos Aires, dónde me encuentro en estos momentos, llueve. Buenos Aires gris es angustiante y si es domingo se potencia. Falleció el Profesor Enrique Balech. Lo lloro en silencio.
Estábamos en un proceso de restauración, instalando calefacción en el Museo de Quequén, con el apoyo de la Intendencia y del CONICET; está en imprenta el libro de divulgación científica del profesor Balech sobre las mareas rojas, estábamos trabajando. La tristeza me abruma. Pudimos publicar su trabajo. Hubiera querido entregárselo en persona. Lo siento profundamente, pero pronto estará en las bibliotecas de todos los colegios de su ciudad adoptiva.
El profesor Enrique Balech fue un prestigioso científico argentino nacido en la provincia de La Pampa el 17 de agosto de 1912. Se graduó de Profesor en Ciencias Naturales en el Instituto Superior del Profesorado «J. V. González» de Buenos Aires en 1937, con el promedio más alto de su curso. Se especializó en el estudio del plancton marino, siendo una autoridad mundialmente reconocida y consultada por investigadores y gobiernos. Recibió Beca de estudios del Gobierno de Francia en 1951 y la Beca Guggenheim de EE.UU. (1957 – 1959). Fue profesor en diversos colegios secundarios y profesorados de Buenos Aires y Necochea, dejando con su labor docente, generaciones de estudiantes formados en ciencias biológicas. Fue jefe del Laboratorio de Protistología del Museo Argentino de Ciencias Naturales, 1937-1947; Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (1962-1981); Investigador Visitante del Departamento de Oceanografía de Texas A&M University (1946-1965); Jefe de la División de Biología Marina y de la Estación Hidrobiológica Puerto Quequén del Museo Argentino de Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, entre 1960 y 1982; y miembro del Comité Argentino de Oceanografía. Fue miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; Presidente de la Segunda Reunión de Coordinación Internacional de Estudios de los Océanos Australes y Senador de la Academia Internacional de Ciencias de San Marino. Dirigió y formó en estudios del plancton marino a numerosos investigadores
argentinos y del exterior, así como también fue invitado a participar en investigaciones conjuntas por científicos de todo el mundo. Actualmente se desempeña como Director Emérito de la EHPQ y está entre las cinco personalidades más reconocidas y respetadas por los necochenses. En la década del 60 realizó estudios que le permitieron describir el comportamiento de las corrientes marinas del Atlántico Sudoccidental, basándose en el análisis de la composición específica del plancton (principalmente dinoflagelados). El mapa de corrientes marinas propuesto por el profesor Balech fue confirmado más de dos décadas después por medio de los estudios satelitales. Descubrió numerosas especies nuevas para la ciencia de organismos planctónicos y es referente mundial en el tema. Recibió prestigiosos premios por su labor científica, como lo acreditan el Premio “Eduardo L. Holmberg”, el Premio otorgado por la Sociedad Científica Argentina, especialidad Zoología, el Premio
Konex Diploma al Mérito en Zoología (1993) y la distinción otorgada por única vez en reconocimiento a su labor pionera por sus pares en la tercera Conferencia Internacional sobre Dinoflagelados Tóxicos. Además, participó en numerosos congresos nacionales e internacionales, describió numerosas especies de dinoflagelados, publicó numerosos artículos científicos y libros, entre los que se destacan: «Introducción al Fitoplancton Marino» – Editorial EUDEBA (1978); «Geocidio» – Editorial de la Flor (1978); «Los dinoflagelados del Atlántico» (1988). El Prof. Balech es más que un reconocido especialista, es un conocedor cabal de toda la Naturaleza y en su libro, Geocidio, denuncia con claridad y contundencia las consecuencias del uso irracional que está haciendo la humanidad del planeta Tierra.
Su paso por el Museo Argentino de Ciencias Naturales fue determinante, sus trabajos científicos fueron fundamentales para los biólogos marinos de nuestro país y de otras partes del mundo. Generaciones de profesionales de las ciencias del mar lamentarán la pérdida. Pero el camino de la vida no se detiene. El Profesor Balech permanece en su obra, en los corazones de aquellos que lo conocimos, en las almas de aquellos que recibimos el estímulo de la motivación, de que se puede ser productivo en la adversidad; que se puede continuar trabajando con los ideales de siempre: igualdad de derechos, igualdad de oportunidades para el desarrollo de la ciencia, prestigio académico, perseverar en los valores de la tolerancia y las herramientas que brinda el conocimiento científico para construir una sociedad mejor. El profesor Balech desarrolló su carrera profesional desde los humildes laboratorios de la Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén, y desde su retiro en 1982, resistió el abandono de los responsables, manteniendo el museo de la Estación en Quequén y la histórica casa de madera contra viento y marea; utilizando muchas veces sus propios recursos para hacerlo.
Conocí al profesor en 1984 el Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires, donde me desempeñaba como aprendiz de laboratorio. Entre 1987 y 1989 me hice cargo en forma interina del Laboratorio de parasitología del Museo y allí acudía Balech cada mes, con noticias de Necochea y de la ciencia. Compartíamos un té y una amable charla, todo aprendizaje para mi entusiasmo de joven científico de entonces. En 1998 visité la Estación Hidrobiológica por vez primera y con el recelo de la falta de apoyo y del temor a los oportunistas colectores de bichos, fuimos recibidos con cautela. Décadas de mentiras se habían acumulado. El esqueleto de cemento del instituto de investigaciones de la Estación Hidrobiológica, inconcluso en los años 80 es una muestra de ello. En febrero de 1999 me nombraron Director Ejecutivo y al profesor Balech Director Emérito. Durante los primeros años de gestión su palabra medida y su experiencia fueron muy significativas para las decisiones tomadas. Poco a poco, demostramos con trabajo e ingenio que podíamos retomar ese camino que había recorrido el profesor Balech.. Pese a ello, con numerosas personas y la mirada y consejo de Balech logramos de a poco ir reconstruyendo la calidad académica y
científica que él le dio al pequeño y antiguo establecimiento. Primero la reinauguración de 1999 y luego la inauguración de la exhibición “El Planeta Océano” en 2005. En ambas ocasiones, con el corazón satisfecho y el orgullo de un trabajo bien hecho, fue certeza con los elogios del profesor Balech. Gracias, me dijo en ocasión de la inauguración. El esfuerzo realizado fue retribuido con creces con esa simple palabra. Seguimos su camino. Usted sembró Profesor, ahora es tiempo de cosecha. Es un orgullo y un privilegio haberlo conocido y aprendido de usted. Lo extrañaré, siempre. Adiós profesor. Descanse usted en paz.