por Leticia Ilariucci
El pasado 9 de julio hemos vivido en la Ciudad de Buenos Aires un hecho absolutamente atípico. Una intensa nevada cubrió de un manto blanco a toda la ciudad y la misma situación se repitió en casi todo el país.
Este hecho que no se producía desde 1918 fue festejado por sus habitantes, quienes se apresuraron a salir de sus casas y dirigirse a cada espacio abierto para disfrutar del fenómeno climático.
La mayoría nunca había visto nevar. Unos pocos, alguna una vez si, pero no en la Ciudad de Buenos Aires. Los mass media llenaron horas y páginas con el tema que servía muy bien para tapar otros problemas, como la falta de energía. Algunos le dedicaron unos pocos renglones o minutos a los mas de 30 muertos que hubo en el país.
Los más pobres tuvieron y siguen teniendo mucho frío.
Pasada la emoción y los festejos del primer momento, debemos tener presente que se ha tratado simplemente de una muestra mas de que un severo Cambio Climático se está produciendo en el planeta.
Lejos de producirnos alegría, es imperioso que tomemos conciencia de que es necesario tomar muchas medidas para paliar lo que en un futuro muy próximo se convertirá en la desdicha de los mas pobres, que son quienes mas padecerán estos desquicios climatológicos.
Así como el aumento descontrolado de los huracanes en Centroamérica y Asia, las inundaciones y sequías en los cinco continentes, el derretimiento de los Polos y otros tantos desajustes ambientales, también el Cambio Climático producirá fríos y calores extremos que en ciudades no preparadas para enfrentarlos pueden desatar una verdadera tragedia.
Se trata de que mientras discutimos si el petróleo se acabará en 20 o en 50 años, si el Planeta se calentará 3 o 5 grados, si los océanos aumentarán 1 o 5 metros, comencemos ya a tomar las medidas necesarias como para disminuir las posibilidades de que miles de personas mueran en cada embestida de la naturaleza.
Seguramente no serán medidas que sumen votos en las urnas de los políticos, pero si son necesarias y urgentes para mitigar los efectos que el Cambio Climático tendrá en nuestros territorios.
La clase política duerme aun el sueño de los justos, como si fuera ajena de toda culpa y cargo en caso de catástrofes ambientales. Es por eso que no se ha declarado en el mundo seriamente un estado de alerta ambiental, con especificaciones claras y concisas de especialistas sobre las amenazas que sufre cada región, ni elaborado prácticamente plan alguno de prevención respecto de estos temas.
Debemos tener claro que ya se ha iniciado un proceso de alteración meteorológica en el planeta, que no se detendrá durante muchos años sean cuales fueren las medidas que tomemos, y que se seguirá profundizando rápidamente. Por lo que paralelamente a las medidas que tomemos para mitigar hasta detener los trastornos climáticos que se han iniciado, es imperioso que prevengamos sus mortíferos efectos.
Argentina: Ola de frío ya mató a 64 personas desde mayo
El frío polar mata, pero más matan la codicia empresaria y la indecisión del gobierno
Menos mal que, aunque persisten los fríos, los pronósticos dicen que aflojarán poco en los próximos días. La ola polar provocó muchos muertos pero no todo es culpa de la naturaleza.
El lunes de la semana pasada, cuando nevó increíblemente en ciudades como Córdoba, otras de la provincia de Buenos Aires y en Capital Federal -donde la nieve no caía hacía 90 años-, los noticieros de la TV se explayaron con lugares comunes y “notas de color”. Entrevistaban a gente que se sacaba fotos, ponían imágenes de lugares que nunca estuvieron blancos y parecían postales suizas. Chicos y grandes se arrojaban puñados de nieve o hacían muñecos o se saludaban con un “Feliz Navidad”, como si estuviera por pasar Papá Noel y el trineo.
Por supuesto, esa alegría y sensación agradable de jugar con algo inesperado como la nieve en lugares donde no había nevado hacía muchísimo tiempo era perfectamente comprensible. Sobre todo porque era una nieve “socialista”, salía para todos igual. No como la de los cerros de Bariloche, San Martín de los Andes y el complejo mendocino de Las Leñas, que está para que disfruten determinados turistas, muchos de ellos extranjeros. La nieve del lunes fue nacional y popular. O como se la quiera llamar.
Pero aún así, los medios repararon poco en el otro costado de ese fenómeno: los muertos de hambre, de frío y demás víctimas de la estadística de la indigencia, para los que no había motivos para festejar. Esa pobre gente sólo se abriga con el sol, el poncho de los pobres. La nieve y bajas temperaturas la pone en riesgo total, más de la acostumbrada, incluso en peligro de perder la vida.
Los medios tuvieron que reflejar los accidentes de tránsito, varios de ellos con saldo mortal y de heridos varios. Pero el daño del frío no se agotó allí: hubo criaturas que fallecieron por hipotermia, como una beba de tres días en una villa cercana a la Renault, de Córdoba; indigentes que expiraron en Santiago del Estero y otras ciudades porque se durmieron sobre un elástico tapado con nylon; personas de toda edad que murieron por inhalar monóxido de carbono luego de meter braseros en su casa, o por incendios provocados por el uso de esos artefactos.
El frío puso lo suyo, con temperaturas de varios grados bajo cero y aún más inclementes por el viento, que provocó sensaciones térmicas de 15 grados bajo cero en lugares del centro del país. Pero no se puede echar toda la culpa al general invierno. Una gran responsabilidad tiene el gobierno nacional y los gobiernos de provincias y municipalidades.
Esa culpa emana en algunos casos de su política económica y social que deja en condición vulnerable a millones de compatriotas y en otros por no adoptar planes de contingencia que puedan socorrer a los más necesitados en estas circunstancias. Según la Red Solidaria de Juan Carr, sólo en Capital y Buenos Aires hay 9.000 indigentes que viven en las calles.
Los más vulnerables
Para resistir a pie firme las inclemencias del clima hay que tener una vivienda digna y calefaccionada, e ingresos suficientes para pagar esos servicios y proveerse una alimentación y vestimenta adecuadas.
Entre los candidatos favoritos de la hipotermia los médicos ubican a los niños y los ancianos, y a las personas mal alimentadas, que ingieren con suerte sólo pan, fideos y papas. Tirando de esa piola se descubre la responsabilidad del gobierno, de éste y los anteriores, que no se caracterizaron precisamente por tener una política acertada en lo social, hacia los niños y personas de edad. Si éstas tienen en su mayoría un ingreso de 530 pesos mensuales, se deduce que no están en las mejores condiciones para sobrevivir a las heladas. La mayoría de los niños pobres, tampoco.
Ya se ha señalado aquí que en la IV Marcha de los Chicos del Pueblo, que bajó desde Misiones hasta la Plaza de Mayo, organizada por la CTA y otras organizaciones, se denunció que 9,8 millones de chicos y adolescentes menores a los 18 años viven en la pobreza.
La administración K insiste en que el contingente de pobres se redujo a 12 millones de personas, de los cuales al menos 3,8 millones son indigentes. El equipo de Claudio Lozano y la CTA llevan el cálculo a 16 millones de pobres y sostiene que también es mayor la cantidad de quienes están aprisionados por la extrema pobreza.
En ese ejército de desheredados, sea su número el que dicen las estadísticas oficiales o sea más elevado, están los reclutas propensos al sacrificio cuando las temperaturas se vuelven gélidas.
Las chozas o ranchos o casillas hechas con madera, chapas y plásticos no son lo que se dice un lugar asegurado contra el frío. La falta de alimentos con calorías suficientes, deja a esa gente a merced de las enfermedades, sobre todo cuando no hay uno sino muchos inviernos de desprotección y el crédito del organismo se fue acercando a cero.
El gobierno dirá que invierte en viviendas. Puede ser, según los tiempos electorales pero ni siquiera contempla bien esa necesidad oficialista. En Capital Federal viven 150.000 personas en villas y ni siquiera para quitar argumentos a la derecha del PRO hubo planes concretos de vivienda. Daniel Filmus prometía construir 10.000 casas por año, como si el gobierno de Kirchner estuviera recién ahora por tomar en consideración el déficit habitacional.
Algunos gobernadores han tenido una conducta que roza lo criminal. Juan Carlos Romero, de Salta, ordenó a 450 policías con perros desalojar con balas de goma y gases a 150 humildes familias del barrio San Expedito. Fue el 27 de junio, a las 7 de la mañana, cuando hacía un grado bajo cero…Comparado con ese mandatario, el crudo invierno parece más humanitario.
No tienen sentimientos
Las situaciones extremas sacan a la luz los verdaderos sentimientos de los sectores sociales, los partidos políticos, las empresas y los propios individuos. Se ve quién es quién. Aparece la gente solidaria y otra que pisa cabezas en su afán por trepar, con su máxima divisa de “sálvese quien pueda”.
La combinación de frío polar y crisis energética le ha puesto una mala nota al gobierno, que está privado por propia voluntad del manejo de los resortes fundamentales de la producción petrolera, gasífera y eléctrica. Impotente y sin voluntad política, ha dejado que como en los ´90 esos recursos queden en manos de los monopolios y capital extranjero.
Néstor Kirchner no ha tenido siquiera los reflejos como para construir en tiempo y forma una red de albergues suficientes para refugiar a las víctimas de la indigencia y el abandono. ¿Tanto se presume del superávit fiscal del año pasado, de 18.000 millones de pesos, y no pudieron ni quisieron invertir en un plan de esa índole?
Veremos qué sucede con las anunciadas multas a Shell. Pero por lo pronto en el informe de la subsecretaría de Defensa del Consumidor de junio último, el monto de las multas es irrisorio (223.000 pesos) y ninguna fue aplicada a las petroleras ni gasíferas.
Producido el corte de suministro de GNC, los pulpos Repsol y Petrobras dijeron que venderían combustible a menor precio, pero en la práctica el número de establecimientos habilitados fue muy inferior al prometido. Ahora sus popes aparecieron con el presidente y varios ministros, figurando como si fueran parte del plan “Energía Total” que entregará combustibles líquidos a empresas que tengan cómo generar electricidad, en reemplazo del gas.
Pero en este caso las petroleras no pueden adjudicarse ni un litro de generosidad porque la diferencia de precio la pondrá el Estado, unos 300 millones de pesos.
La crisis energética está a la vista, con el corte del GNC y del gas a las industrias durante varias horas al día. Ambas cosas repercuten socialmente, con dificultades para los trabajadores en las ociosas 1.600 bocas de expendio de GNC y en unas 6.000 fábricas que tienen poco gas o cortes prolongados.
Lo que se discute, y mucho, es la adjudicación de las responsabilidades por esta emergencia. El bando privatizador apunta con sus críticas a los controles estatales y la presión kirchnerista para mantener los precios del gas y combustibles.
Es al revés, el gobierno es responsable de haber permitido que empresas del sector tuvieran grandes beneficios e hicieran poca o nula inversión. Ahora se están viendo las consecuencias. Lo que se corta no es sólo el gas o la luz sino también las vidas de argentinos pobres, tomados como variable de ajuste: 64 ya murieron entre mayo a la fecha por causas directas o indirectas relacionadas con el frío.
ACA LES MANDO OTRA MIRADA SOBRE LA NEVADA DEL OTRO DIA…NO SOLO SIRVIO PARA HACER MUÑECOS DE NIEVE, COMO VERAN, SIEMPRE EL HILO SE CORTA POR LO MAS DELGADO: LOS MAS POBRES, LOS ANCIANOS, LOS NIÑOS,LOS NINGUNOS, LOS NINGUNIADOS,LOS EXCLUIDOS DEL «SISTEMA», LOS DE SIEMPRE!!!POR FAVOR DIRIGENTES DE ESTE HERMOSO Y SIEMPRE SOLIDARIO PUEBLO ARGENTINO: PONGANSE A TRABAJAR PARA TODO EL PUEBLO, HAGAN JUSTICIA SOCIAL DE VERDAD, SEAN SENSIBLES, SEAN «HUMANOS»
LETICIA ILARIUCCI-ASAMBLEISTA DE LA A.C.A.N.Y Q