viernes, abril 19, 2024

Agro, Nacionales

AGRO: Sistemas agroforestales

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Estos sistemas se caracterizan fundamentalmente por la gestión e integración de cultivos, árboles y ganado en una misma parcela. Ello puede incluir bosques nativos existentes y/o los que establezcan sus propietarios. Según profesionales de INTA Balcarce pueden aplicarse a cualquier extensión de terreno. Recomendaciones para generarlos.

Los sistemas agroforestales derivan de una concepción ecológica de los sistemas de cultivo, entendiendo la ecología como una de las tres ciencias principales que tratan del uso de la tierra, junto a la agricultura y la silvicultura. Según Mario Galetti, especialista del INTA Balcarce, la diferencia principal es que en los sistemas agroforestales se pone especial énfasis en la integración y en las interacciones entre los elementos, en lugar de ocuparse de ellos en forma individual.

En tal sentido, aclara que la agroforestería tiene muchas similitudes con la agroecología, la cual se caracteriza, entre otros aspectos, por la combinación en una misma parcela de diferentes cultivos, intercalándolos de forma de no agotar los suelos y potenciar las interacciones positivas entre los componentes del agroecosistema.

Beneficios

“Este tipo de práctica que promueve la integración de los cultivos, el ganado y los árboles, presenta numerosos beneficios, entre los que destacan suelos ricos y controlados y mejoras en la economía” explica Galetti.

Acerca del primer beneficio, el profesional destaca que los árboles sirven para fijar y proteger los suelos, y sus desechos (hojas muertas, ramas, cortezas) para abonarlos naturalmente. El sistema agroforestal es una forma muy eficaz de controlar la escorrentía, evitar la erosión y mantener el nivel de nutrientes en los suelos, lo que implica un alto grado de fertilidad.

“Con un 20% de cobertura mínima de árboles puede lograrse un buen efecto de protección y calidad del suelo, mejorándose la infiltración y el empleo del agua. Paralelamente, en caso de suelos contaminados, se experimenta una reducción acentuada de la toxicidad que puede afectar a las tierras, contribuyendo a la recuperación y remediación de zonas degradadas” comenta el especialista.

Asimismo, apunta que los efectos benéficos son mayores cuando se emplean especies fijadoras de nitrógeno atmosférico, como por ejemplo “acacia blanca” beneficiando a los cultivos, en especial en suelos degradados y/o decapitados. En el caso de que se maneje también ganado o aves de corral, sus excrementos resultan una forma adicional de abono natural para los árboles y los cultivos.

Pero también los cultivos herbáceos pueden aportar beneficios ambientales. Una selección adecuada de estos cultivos, puede ser un impedimento eficaz para la aparición de plagas ayudando a eliminar parásitos, hongos e insectos, que puedan resultar dañinos para el entorno agroforestal.

Respecto de las mejoras en la economía en los sistemas agroforestales se estimula la diversidad de usos, lo que puede ser un factor importante en la estabilidad económica de granjas y comunidades agrícolas, mejorando las condiciones para el crecimiento económico y la predictibilidad de los resultados.

“El desarrollo de este tipo de prácticas preserva, protege y conserva los suelos y la multiplicidad de productos generados permite a los agricultores, acceder a diferentes mercados, asegurándoles una productividad sostenida y sustentable, durante todo el año” agrega Galetti.

Y para concluir destaca que los sistemas agroforestales, al valorizar el componente forestal y promover su integración con la agricultura y la ganadería, pueden contribuir a prevenir la deforestación. Al promover el empleo de los residuos de los cultivos para alimentar a los animales y usar los restos de las podas y excrementos como abono natural, reducen la cantidad de desperdicios, lo cual, sumado al uso restringido de agroquímicos, contribuye a reparar los daños ocasionados al ambiente por el uso humano.