viernes, marzo 29, 2024

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OPINIÓN: ¿El peronismo comienza a «bailar por un sueño?

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Por Miguel Abálsamo

La historia del peronismo registra momentos de éxito, de golpes duros que lo sacaron del poder, de exilios, de enormes desencuentros internos, casi irreconciliables entre derecha e izquierda, derrotas ante Alfonsín en el reencuentro con la democracia en el 83, con la Alianza en el fin del «menemismo» y este presente, desalojado del poder por un hombre no proveniente de los partidos tradicionales, ingeniero, ex presidente de Boca y ex Jefe de Gobierno de Capital Federal.

El peronismo atraviesa en la actualidad una de sus más grandes dificultades, dividido sin posibilidades de unificación en el corto plazo, un  partido inexistente en el orden nacional, cada provincia jugando sus intereses, una oscilante balanza donde peronistas se encolumnan con Cristina Fernández de Kirchner, propietaria de una interesante suma de votos en provincia de Buenos Aires con la imposibilidad de convertirse en conductora del movimiento y menos aún erigirse en candidata sería presidencial.

Quien más votos tiene en esta circunstancia peronista es quien menos chances tiene de volver a ser presidente, un obstáculo para la unidad y una funcional al «macrismo».

Peronistas «renovadores» que han sido derrotados, bajando las expectativas de aquellos que aparecían en el firmamento como los encargados de ponerse en sus hombros el camino de esa renovación, Juan Manuel Urtubey en Salta, Sergio Massa en tierras bonaerenses, atrapados por la fiebre amarilla que parece ser el color pintado en el país.

El peronismo esta atrapado, casi sin salida en lo inmediato, entre una Cristina que no termina definitivamente, alentada por votos en el conurbano y por un oficialismo «macrista» que la sigue manteniendo sobre el ring, con el juego de la grieta que no deja avanzar el futuro, atrapado casi sin  salida por la falta de aparición de lideres, en una horizontalidad que no deja margen para pensar en proyección real, como acostumbra el movimiento.

Y el tercer encierro es Cambiemos, porque no sólo dirigentes sino votantes del peronismo participan, militan y creen en un «tercer movimiento histórico»,como no pudieron concebirlo Raúl Alfonsín, Carlos Menem o los propio Kirchner.

Para muchos el «macrismo» tiene otro mandato ( 19-23), aunque la Argentina y su política tiene un alto grado de imprevisibilidad y sorpresas, es como el deporte definido por el maestro Dante Panzeri… «la dinámica de lo impensado».

El peronismo debe tener un líder.

En el peronismo quien pierde raramente puede conducir.

En el peronismo quien gana preside, y el alineamiento es automático.

¿Tiene hoy líderes o proyecto en común?

No.

¿El tiempo de Marcelo?

El conductor (televisivo) más popular de la Argentina, siempre creativo, midiendo tiempos y jugando en las grandes ligas.

Marcelo Tinelli viene teniendo secretamente reuniones con diversos sectores políticos especialmente ligados a la concepción peronista.

Tiene en su intendente de Bolívar y amigo personal  «Bali» Bucca, de su misma generación, hoy consagrado diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, su hombre de confianza en el comienzo del armado territorial, sabedor que no sólo es firmar autógrafos, seducir con abrazos y buen léxico y presencia, sino hay que adosarle armado, especialmente en el territorio bonaerense.

«Quiero ser parte de la renovación del peronismo… estoy decidido a enfrentar a Mauricio si va por la reelección», mientras observa con detenimiento a este fenómeno que es la gobernadora.

«Quiero ser parte… pero nada que ver con caras del pasado y menos aún con Cristina», añade siempre Tinelli.

¿Puede ser Marcelo Tinelli un candidato capaz de devolverle al peronismo sentido de unidad y faz competitiva en dos años, que parece ser corto plazo para lo que tiene enfrente?

Hay preguntas que pueden tener análisis pero no respuestas contundentes, o puede invertirse la misma… ¿por qué no puede  un hombre popular y exitoso en lo que plantea en su vida ser candidato por el peronismo?

Experiencias recientes, la propia en la Argentina, caso Francia por ejemplo, Estados Unidos, por poner sólo algunos, demuestran que la política tradicional ha dejado paso a la modernidad, donde los grandes actos han dejado paso a caminatas comunes, timbreos diarios, charlas comunes y lideres distintos a los que supimos conseguir, ergo, para Tinelli no sería un abismo imposible de pasar, al contrario, tiene la mesa servida a la hora de mostrarse en público.

Un Tinelli con aspiraciones en forma individual sin apoyatura movimientista, sería una experiencia importante pero sin posibilidades competitivas, un Tinelli, con lo que significa de por si solo, en conjunto con un peronismo renovado en hombres, mujeres e ideas, lo vuelve adversario para tener en cuenta.

Hoy el peronismo no tiene candidatos populares, los pocos que emergen por victorias recientes no gozan del conocimiento de la población, algo que no se consigue fácilmente, aquellos que parecían quedaron en la largada, para otros que quieren no son los tiempos, donde se requiere mucha prensa y cierto poder económico para campañas nacionales extensas como la nuestra.

El peronismo tiene en el corto plazo, dentro del jeroglífico en que se encuentra, como caminos certeros, el renunciamiento público que deberían hacer sus figuras centrales a cualquier cargo público, mucho menos a candidaturas presidenciales, armar rápidamente mediante elecciones internas el Partido Justicialista en todo el país, y que los presidentes no sean candidatos a nada, sino que sean aquellos que velen por la doctrina, la historia y aggiornamiento imprescindible.

Una gran Paso (Primarias Abiertas Simultaneas Obligatorias), sino se consigue una acción clara que conlleve a la unidad para elevar un candidato (caso Tinelli), sin que nadie saque los pies del plato y todos se mantengan dentro del paraguas por más lluvia que arrecie.

Todo es prematuro, pero los tiempos son rápidos, especialmente cuando se esta en estado de crisis, que puede ser una situación terminal o bien como aprendimos de los griegos «una gran oportunidad».

Como detalle una situación para tener en cuenta.

Si no produce el peronismo un acto esperanzador que conmueva no sólo al afiliado o adherente silencioso sino a millones de independientes que fluctúan  con su voto en cada elección, en pocos meses a muchos gobernadores, intendentes (nuestra ciudad es un ejemplo a mostrar), y legisladores, no les quedarán otra que jugar con el oficialismo, al no contar nada más que con sal para cruzar el desierto, el peronismo necesita expectativa, esa que no dan los dirigentes actuales, algunos representando un pasado que ya fue, otros con derrotas que le hicieron paralizar el presente y embargar sus futuros.

Reestructuración del Partido Justicialista mediante elecciones internas,  Paso donde puedan participar todos para determinar los candidatos en el 2019, y una figura como Marcelo Tinelli en el medio de la escena, son elementos básicos, que de no concretarse dejarían al movimiento parido por Juan Perón sin ninguna chance presidencial ante la fortaleza de Cambiemos.

El peronismo esta en un baile difícil, sin interpretar la orquesta, cantantes que desafinan y escaso entusiasmo del público.

Sin embargo, se puede abrir otro horizonte, donde puede comenzar a transitar cierta esperanza en ese pensamiento de…. «bailemos por un sueño», que no pocos comienzan a mirar con expectativa.