Los Sanfermines comenzaron ayer con el lanzamiento del tradicional chupinazo desde el balcón del ayuntamiento de Pamplona ante miles de personas.
«Pamplonesas, pamploneses. Viva San Fermín. Gora San Fermín», gritó Paula Remírez, voluntaria de la Asociación de ayuda en carretera (DYA) desde el balcón, donde se encontraba el alcalde de la ciudad, Joseba Asiron.
Las miles de personas que llenaban la plaza respondieron con «vivas» y pañuelo rojo en alto.
Tras el chupinazo se colocaron el pañuelo al cuello dando así comienzo a nueve días de fiesta de los Sanfermines, que este viernes acogerán el primer encierro de toros.
El origen del chupinazo está en los años 30 del siglo pasado, cuando a Juan Etxepare se le ocurrió tirar cohetes a la vez que sonaban las campañas que marcaban el mediodía.
El ayuntamiento de Pamplona institucionalizó el acto en 1941 desde el balcón. El chupinazo estuvo este año rodeado de polémica, pues de uno de los mástiles del balcón colgó la bandera vasca, la ikurriña, que la justicia española consideró ilegal pues Pamplona (Navarra) no forma parte del País Vasco.
El alcalde, de Bildu (partido sucesor del brazo político de ETA), defendió que «la ciudadanía de Navarra se ve representada con la bandera».
Pamplona, de cerca de 200.000 habitantes, recibe 1,5 millones de visitantes, casi la mitad de extranjeros, en las fiestas de San Fermín, que con el libro de Ernest Hemingway «Fiesta» tuvieron un antes y un después.
El ayuntamiento aumentó este año la vigilancia policial para evitar las agresiones sexuales durante las fiestas después de que el año pasado las denuncias se multiplicaron por cuatro.
«Pamplona ha decidido tomar cartas en el asunto. No podemos permitir que esta situación sea tan persistente», dijo la coordinadora del Protocolo contra agresiones sexistas, Pili Kaltzada, en un encuentro con periodistas en Madrid, en el que detalló la campaña.
«No solo se han tomado medidas punitivas sino también preventivas en una estrategia que implica a toda la ciudad. No hay contexto festivo que justifique nada», afirmó. (ANSA).
