viernes, marzo 29, 2024

Castelli, Locales, Opinión

OPINIÓN: Políticos de altura para un distrito sin grietas

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Por Miguel Abálsamo

Las grietas políticas que nos acompañan en sectores de la vida nacional no son más que barreras inútiles de intereses individuales anteponiendo lo individual por sobre la colectivo.

Políticos marginales sin comprender el sentido amplio de la unidad nacional confundiendo la «politiquería» de bajas calorías con las cuestiones de estado.

La división permanente es de los inseguros, de los especuladores de ocasión que prefieren «cuidar la quinta y sus negocios» antes que privilegiar la calidad de vida del ciudadano.

Son aquellos que se escuchan entre ellos, incapaces de reflexionar el presente y convertirse en estadistas del futuro,  negadores permanentes, usurpadores del conjunto, arrogantes en convertirse en dueños de la verdad, estacionados en discusiones del pasado, sin análisis del presente y mucho menos pensando como estadistas.

Los «todo mal»… o «cuando peor mejor».

Sin un mínimo reconocimiento del otro, y hasta pretendiendo ser los dueños de la democracia y la voluntad popular.

La grieta es creer que la única plaza es la que militan, el otro es enemigo no adversario, el yo es más potente que el nosotros, erigiéndose en la patria, la justicia social, la soberanía, lo popular y nacional autentico.

La grieta es solamente de elite, millones de argentinos transitan el camino del medio, reconociendo aciertos y errores no verdades absolutas.

Es de hacer notar que abrir grietas permanentes son unos buenos negocios para varios.

La gran asignatura pendiente sigue siendo aquello de «primero la patria…», frase sintetizadora, repetida y poco cumplida.

Solamente en unidad será posible el desarrollo, encontrarnos como argentinos, caminar el sendero de la equidad, elevar el comportamiento democrático.

Esta debe ser la gran vocación, con un llamado a todos los que componemos la Nación, sin diferencias, aceptando cada comportamiento, ya que queda espacio para la «marginalidad política» esos pequeños sectores fundamentalistas llenos de frases sin contenido, alentando la división.

Días atrás me puse orgulloso de nuestro distrito de Necochea observando algunas vergüenzas de otros lugares, concreto, La Matanza, donde la sesión inaugural del Concejo Deliberante «matancero» terminó en trompadas, insultos y amenazas, donde dirigentes, seguidores, militantes mostraron lo peor ante el periodismo reflejando escenas propias de «barras» bravas más que de cultura cívica.

La contraposición fue Necochea.

El intendente doctor Facundo López y el presidente del cuerpo legislativo, doctor Pablo Aued, el primero del Frente Renovador, el segundo de Cambiemos, habían protagonizado una elección diferenciados por un puñado de votos catapultando a López como intendente del distrito. Lejos de la rivalidad, que puede ser existente en la idea política que se dirime en las urnas, son dos hombres de la misma generación y de un sentir moderno.

Ambos discursos tuvieron un eje… la unidad y sacar a Necochea del estado de atraso que viene sumida hace muchos años en diferentes administraciones municipales, lentamente se va comprendiendo que no tenemos tiempo en detenernos en estériles luchas, exigiendo la hora actual seriedad, responsabilidad y altura .

La democracia es alternancia, es debate que eleve, es idea al servicio de un país, provincia o ciudades, desde surgen mayorías y minorías, siendo importante el día de la votación, pero esto sólo no soluciona problemas.

Aquellos fomentadores de grietas, sordos ante el pensamiento ajeno, deberían comprender que la única grieta que debemos tener es contra la desocupación (33 %), la indigencia (9%), la falta de educación, el clima enrarecido que disminuye la celeridad de inversiones a la República, la inseguridad producto de un cóctel peligroso.

No hay lugar para el fanático, aquel que se aferra a una idea o un método suponiendo que es única verdad o hermético al paso del tiempo y que nunca cambiará, es fanático se cierra  a lo nuevo, que no quiere parir lo que vendrá, rehúye al debate, cree que se gana o se pierde, no hay diálogo ni persuasión, el debate es sustituido por el grito, el piquete o la agresión por cualquier medio.

Necochea esta saliendo de esta tesis, salir de esa enferma costumbre es lo que viene posibilitando ver una ciudad mejor, esa ciudad del «si» que muchos han adquirido como concepto.

Atrás el fanatismo.

De los que militan solamente para enfrentar, o sólo saben buscar culpas en otros ante las propias equivocaciones, los que luego se preguntan porque con esas ideas cada vez la gente los acompaña menos.

El fanático debería hacerse un serio replanteo.

Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro la enfermedad es casi incurable, solo basta observar la Venezuela actual, por dar tan solo un ejemplo.

Vamos por buen camino

Cuando el presidente del legislativo local, doctor Pablo Aued esgrime que «no tendría problemas en integrar un equipo de gobierno municipal si las condiciones están dadas»… o cuando se reúnen acordando una agenda de trabajo el intendente López y el creador del Partido Fe, líder sindical nacional, Gerónimo Venegas, algunos sectores, siempre contrariando la historia, ver estos casos como algo espurio, cuando la realidad indica que por el contrario, debe alentarnos como ciudad, y de alguna manera responden al sentir de las mayorías que venimos reclamando unidad para la acción dejando atrás divisiones que nos han sumergido desde tiempo atrás.

Somos optimistas, lo que distingue a un optimista del pesimista es que el primero bajando a una realidad concreta, acepta que diferentes ideologías políticas puedan comprenderse entre sí (Cambiemos-Frente Renovador en Necochea), el segundo reniega antes del análisis, haciendo del escepticismo su bandera diaria.

La Necochea mejor que vendrá tal vez incluso no tenga en su momento de fulgor al protagonista del presente, sin embargo nadie podrá olvidar que fueron estos actuales los que dieron el puntapié inicial al comienzo de una nueva forma, quizás varios también deberán dar explicaciones a sus propios partidos políticos donde muchos aferrados a las ideas tradicionales verán gestos y discursos modernos como una afrenta a ese pasado que creen inamovible.

Política de estado no equivale decir todos juntos y el fin de las ideologías.

Es formar parte estratégica central de una ciudad o país. Aquellas que no varían a pesar del color político-ideológico, encontrando consensos de largo plazo.

Necochea va en ese camino, no es una pose de ocasión o un discurso de circunstancia, parece una realidad concreta donde hay convencimiento no sólo en dirigentes individualmente sino en las principales instituciones, Municipalidad, Puerto Quequén, Usina Popular Cooperativa, quienes diariamente realizan trabajos en conjunto sabiendo que la desunión retroceda las posibilidades.

Por eso no debe sorprendernos encontrarnos con variantes políticas donde adversarios conjuguen mismos esquemas o a pesar de ser línea paralelas se complementes entre sí cuando las necesidades lo requieran.

De lo que estamos seguros en el distrito de Necochea es que no hay espacios para el exagerado «ideologismo», es tiempo del pragmatismo e ir a las cosas con eficacia y resolución.