Por Horacio Castelli
Luego de la publicación en nuestro sitio sobre la agresión sufrida por tres docentes de la Escuela 25 de Quequén apareció un informe periodístico en el matutino Ecos Diarios tratando de morigerar la situación.
Sin dar nombres sobre las supuestas docentes entrevistadas, todas habrían calificado al hecho como “aislado” aunque reconociendo un aumento en la agresión entre vecinos y alumnos.
Este tipo de informes solo intentan ocultar una realidad que todos los habitantes del distrito conocemos porque en cada familia hay al menos un integrante vinculado en forma directa con el ámbito educativo, ya sea como docente, autoridad o auxiliar.
Desde hace años que conocemos agresiones incluso a maestras embarazadas por parte de padres que no solamente tienen que ver con sectores carenciados.
Intentar minimizar una situación que se está agravando no ayuda y debemos conducirnos con la responsabilidad que a cada sector le cabe y el de los medios de comunicación no es ocultando como se sirve mejor a la comunidad.
Lo más preocupante es que este tipo de informes intentan, además, desprestigiar los informes que aparecen en otros medios, que, lamentablemente para el matutino de más de 90 años, son elaborados por periodistas de más de 35 años de trayectoria.
No somos infalibles, y podemos equivocarnos como cualquier persona, pero cuando informamos sobre situaciones que ocurren en nuestro distrito lo hacemos con el aval de nuestro conocimiento.
Pero este accionar de un medio de comunicación está avalado por aquellas personas que desean ocultar los problemas en lugar de enfrentarlos.
Esta actitud ha llevado a la sumatoria de problemas que al no ser atacados de entrada se han convertido en estructurales.
La violencia en los establecimientos educacionales se viene produciendo desde hace años y en lugar de realizar actividades para contrarrestar esta situación las autoridades han preferido mirar para otro lado, cerrar filas alrededor del problema para que no salga de las escuelas.
Con este tipo de informes periodísticos seguimos cerrando los ojos a la realidad y como dice el viejo refrán “no hay peor ciego, que el que no quiere ver”.
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Quizás suponen que desapareciendo del medio el reclamante, se pueda manejar mejor el conflicto.
El Jefe Distrital de Inspección recibió el llamado en consulta sobre lo sucedido desde la Dirección General de Escuelas. Es obvio que esto es serio, porque no es un suceso ni aislado ni nuevo.
Es muy probable que la Inspectora actuante no esté en condiciones éticas de investigar el suceso, dada la cercanía de relación amistosa que, ha trascendido, mantiene con la Directora.
Entonces la solución no está en cambiar a los chicos de lugar, cualquiera sea el rol que mantengan en el conflicto, sino ayudarlos, y si no se está a la altura de la capacidad y moral requerida, habrá que dar un paso al costado, sin dejar de responder a las capacidades que les quepa por su accionar o desidia.