jueves, marzo 28, 2024

Internacionales

ECOLOGÍA: Catástrofe ecológica en Brasil por culpa de la minería

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“El pueblo de Bento Rodríguez prácticamente ha dejado de existir al ser arrasado por una ola de desechos mineros que se liberaron tras romperse los dos embalses que los contenían. El resultado es catastrófico: 11 muertos, 12 desaparecidos, 600 desplazados, aguas contaminadas y un desastre ecológico de proporciones dantescas.”

La tragedia La localidad de Bento Rodríguez situada en el estado de Minas Gerais al sur este de Brasil, despareció bajo el lodo que estaba contenido por dos embalses que los pobladores ya temían pudieran romperse, de hecho, en varias oportunidades se comunicaron con la empresa responsable para comunicar sus temores y recibieron como respuesta que los muros eran 100 % seguros.

Los diques, que sostenían 62 millones de metros cúbicos de desechos mineros se colapsaron, permitiendo que esta enorme masa de agua y barros contaminados se liberasen tras un estruendo impresionante, arrasando con pobladores, animales, casas, enseres, vehículos y todo cuanto encontró a su paso.

Varios pueblos del municipio de Mariana se vieron afectados, pero el de Bento Rodríguez hoy se ha convertido en un “pueblo fantasma”; todo lo que queda de él es una serie de ruinas teñidas de barro rojo con altos contenidos de contaminantes producto del detritus de las minas de hierro y las lágrimas amargas de sus pobladores.

Según declaraciones de varios testigos que lograron escapar a la ola de barro, tuvieron que subirse a una loma desde donde presenciaron impotentes, como el lodo se llevaba consigo sus hogares, sus recuerdos de toda la vida y a 23 vecinos, de los cuales solo se recuperaron en una primera instancia 11 cadáveres.

Elementos como el cobre, el arsénico, el, cadmio, el plomo, el zinc y el mercurio hoy están esparcidos por los muros derruidos, los campos circundantes, los bosques y las corrientes de agua, contaminándolo todo.

La recuperación del sitio se ve prácticamente imposible para los sobrevivientes de la catástrofe, que culpan a la empresa minera de haber perdido sus hogares y sus medios de vida. El gobierno confía en refundar el pueblo en otro sitio.

El lodo derramado se ha ido desplazando, buscando pendientes naturales e incorporándose a la corriente del río Doce, dejando a su paso espectáculos de desolación, llevándoselo todo por delante y esparciendo su contenido tóxico a lo largo de la corriente fluvial.

Por el camino, fue dejando su rastro tóxico y por su causa se le suspendido el suministro básico de agua potable a unas 250 mil personas, ya que tras el análisis realizado por el Instituto Minero de Gestión de Aguas se encontró cadmio, arsénico, mercurio, níquel, plomo, cromo y cobre en cantidades muy superiores al límite permitido legalmente.

Finalmente ha logrado su objetivo y la riada de escombros y lodo se ha volcado sobre las aguas del océano atlántico dejando toneladas de contaminantes arrastrando por el cauce del mencionado rio, en la playa de Regencia perteneciente al vecino estado de Espírito Santo y considerada un área de corales de importante valor ecológico.

Los responsables La empresa minera Samarco que fue la que construyó los diques, se dedica a la extracción de mineral de hierro para su posterior procesamiento y peletización con fines de exportación y comercialización interna dentro de Brasil.

Tras el desastre, el gobierno brasileño que ha calificado el accidente de “catástrofe ambiental” tomo la iniciativa de retirarles la licencia de minería, por lo que y no podrán seguir explotando los ricos yacimientos de hierro que se encuentran en Belo Horizonte, ya que contaban con cuatro plantas que hoy se encuentran cerradas.

Además, se les impuso una multa equivalente a unos 100 millones de euros y ha bloqueado sus cuantas, reteniendo otros 300 millones más. La minera, se ha negado a reconocer la existencia de ninguna sustancia nociva en la corriente fluvial del Rio Doce, pero se ha comprometido a dedicar unos 250 millones de euros con el fin de subsanar los daños ambientales ocasionados por el accidente.

Alegan que desconocen las causas de la fracturación de los diques. Sin embargo, los ambientalistas, estiman las pérdidas en valores mucho mayores, casi incalculables, dados que el incidente ha ocasionado muertes y existe un riesgo muy alto que la contaminación acabe con una cantidad enorme de animales y plantas, dado que la cuenca del Doce baña una superficie cercana a los 83 mil kilómetros cuadrados, el equivalente a todo el territorio de Austria.

La Samarco pertenece a los grupos mineros internacionales Vale (brasileño) y BHP Billiton (anglo-australiana) dos de los mayores productores mundiales de mineral de hierro y prometió en varias oportunidades colocar una sirena con el fin de alertar a los vecinos por si ocurría algún problema que pudiera afectarlos e incluso realizar un plan de evacuaciones, pero nada de ello se hizo y las consecuencias de su desidia tiene costos humanos y un espeluznante panorama de agresión medioambiental.

Los medios de comunicación brasileños revelaron que este fin de semana que existen al menos otros dieciséis diques como los que se fracturaron en 4 estados del país que corren el riesgo de romperse y repetir la tragedia, pero en proporciones mayores, ya que solo en vidas humanas el riesgo es de casi un millón de afectados.

La propia empresa Samarco admitió públicamente que en la misma zona de Mariana hay otros dos diques que también corren riesgo de reventar, por lo que ya han tomado precauciones y están realizando una serie de reparaciones de emergencia con el fin de prevenir otro desastre.