viernes, abril 19, 2024

Generales, Locales

INUNDACIONES: «Derribando mitos y aclarando dudas»

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Las consecuencias de los excedentes de agua que hoy vivimos vuelven a alertarnos sobre el uso y cuidado del suelo.

Esta es una de las mayores preocupaciones que Aapresid   (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa) intenta poner en primer plano, al punto que el último Congreso realizado la semana pasada en Rosario “Biosapiens, la Era del Suelo” puso el eje en las buenas prácticas agrícolas como premisa fundamental para una agricultura que preserva los recursos naturales y que puede ayudar a evitar los problemas que sufrimos en estos días.

La Siembra Directa es la técnica que dio origen a esta institución y que revolucionó el campo y la agroindustria en el país. La aplicación de este método ayuda a prevenir inundaciones. ¿Por qué?

María Beatriz “Pilu” Giraudo, presidenta de Aapresid, explica que este método ayuda a evi​tar escurrimientos de agua e inundaciones. Este sistema que no remueve el suelo y lo mantiene cubierto con residuos de la cosecha anterior mejora las condiciones para amortiguar la caída de la lluvia y “hace  que el suelo se convierta en una esponja que absorbe y guarda el agua de lluvia”.

Según el Ing. David Roggero, directivo y miembro de la Regional Laboulaye “Este sistema permite un mejor y más rápido movimiento del agua y el aire a través de los poros del suelo. Al no mover la tierra, los poros son más grandes y estables que en la agricultura tradicional.”

El Ing. José Luis Tedesco, miembro de la Regional Aapresid Chacabuco explica que “la aplicación de la Siembra Directa en el tiempo, fomenta la creación de pequeños canales internos en el suelo por acción de insectos, lombrices, raíces y raicillas formando una especie de  “túneles” que permiten la absorción, inflitración y almacenaje del agua de lluvia”.

Por ende, una duda que suele aparecer queda aclarada. La siembra directa NO es un factor que provoque inundaciones, sino por el contrario contribuye a que esto no suceda.

Los suelos desnudos (sin cobertura) y desmenuzados por el efecto de las labranzas(de la antigua agricultura) son los que se impermeabilizan apenas comienza la lluvia, acumulan agua en superficie y comienzan a escurrir perdiendo agua y suelo.

Buscando soluciones

Roggero aclara que la técnica disminuye la probabilidad de que ocurran, pero no es por sí sola la solución definitiva.

“Pilu” Giraudo advierte que “la capacidad de cada suelo tiene un límite”.

Por tal motivo, es fundamental contar con obras para el manejo de los excedentes de agua que deben ser planificados a nivel de cuenca y construídos desde el lugar más bajo (que recibe agua) hacia el más alto  (que vuelca agua).

Es decir las decisiones políticas firmes para llevar a cabo las obras antes de que lleguen los desastres. En general son obras interprovinciales.

Atender a las alteraciones de las cuencas, planificación urbana ante las edificaciones, control de canales, obras de dragado adecuado, etc. El Ordenamiento Territorial es clave para esta planificación anticipada.

El Ing. Leandro Ventroni, del sistema Chacras de Aapresid, explica que el problema es Agro-Hidrológico y se deben plantear soluciones integrando  medidas que contemplen infraestructura básica (mantenimiento y mejora de caminos, mantenimiento de vías férreas y protección de ciudades y pueblos); infraestructura hidráulica  (canales de drenajes primarios y secundarios, sumados a obras de almacenamiento y regulación de excedentes en bajos naturales y lagunas); sumado a medidas de manejo de suelos y cultivos.

Es necesario que el estado provincial posea un Ordenamiento Territorial que permita utilizarlo de NORMA para la producción agropecuaria.

“El desafío está en el DIALOGO, CONSENSO, SINCERAMIETO y SEPARAR las intenciones individuales de las posibles soluciones” concluye Ventroni.

Hacia el fondo del problema. Los posibles factores

Tedesco, de Aapresid Chacabuco, contextualiza la problemática. El actual modelo productivo con la aplicación de Derechos de Exportación, que comenzó luego de la crisis de 2001 y se profundizó con la aplicación de alícuotas de ese impuesto cada vez más elevadas, hasta llegar a los actuales 35% para la soja, 32% para el girasol, 23 % para el trigo y 20 % para el maíz, sumado a la aplicación de ROE’s (Registro de Operaciones de Exportación) que limitan las exportaciones de trigo y maíz, dejaron como única alternativa viable el cultivo de soja. Así durante la  campaña 2014/15  en Argentina este cultivo ocupó más  de 20 millones  de  hectáreas.

“Recordemos que el problema no es la soja, sino que exista su monocultivo; es decir, que se realice año tras año este cultivo de manera prácticamente única”, aclara Tedesco.