miércoles, abril 24, 2024

Castelli, Locales, Opinión

EDITORIAL: Momentos de reflexión

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Por Horacio Castelli

En los días eleccionarios las palabras se acallan, los nervios se ponen a prueba y el soberano elije. A veces bien y a veces mal. Yo no me creo aquello de que el pueblo nunca se equivoca.

La demagogia, es uno de los peores males con los que se enfrenta la democracia desde los tiempos de los griegos.

Por lo tanto, no creo necesario ser “periodísticamente correcto” y prefiero analizar lo poco de lo que se dijo en campaña.

No hubo propuestas serias, no hubo diferenciaciones claras, no hubo discusiones dogmáticas profundas.

Nadie quiso salirse del molde, ni provocar olas. Un solo candidato presentó su equipo de gobierno, mientras el resto prefirió esconderlo, (si es que lo tiene).

Hoy vamos a sufrir una realidad que viene desde hace años, las calles intransitables del distrito, aún aquellas que están asfaltadas.

Y esta realidad no encuentra en las propuestas una sola solución real, por lo cuál gane quien gane, nos seguirá haciendo caminar por lodo como en plena Edad Media.

Quizás un escrito de un domingo de votación, sería más simpático si repitiéramos como en una letanía la alegría de una jornada democrática, la felicidad de poder elegir a nuestros representantes y no como en las oscuras noches de la dictadura.

Todo eso es cierto y lo reafirmamos, pero la democracia ya es adolescente a punto de convertirse en adulta y nosotros nos retrotraemos al vientre de la oscura noche en nuestras mentes en lugar de trabajar para que las discusiones sirvan para avanzar.

Lamentablemente, nuestro distrito sufrió la aberración de una destitución ilegal, que, aunque refrendada a medias por la justicia provincial, no deja de ser una vergüenza para Necochea.

Entre la incapacidad del destituido para frenar a los ineptos de su gobierno antes de que fuera demasiado tarde, y la ilegalidad en la que se siguen moviendo en el Concejo Deliberante hacen hecho de nuestro distrito un lugar inviable para cualquier opción de inversión o de asentamiento de emprendimientos serios.

Callar estas realidades, es ser cómplice de quienes, de un lado y del otro, ayudaron a que se concretara una de las peores páginas de la historia de la democracia en nuestro distrito.

No bastó que en la década de los ’80 se destituyera un intendente y después de 10 años la justicia determinara que la decisión había sido errónea.

Décadas después volvieron a hacer lo mismo con el solo espíritu de infligir un castigo a quién se había atrevido a desafiar los cánones políticos establecidos por un grupo de “propietarios” de la cosa pública.

En el medio la sociedad, que no logra comprender como un distrito con las ventajas comparativas que tiene Necochea, este cada vez peor.

Pues, la incapacidad política, la decisión de manejar la cosa pública como si fuera privada y un coto de trabajo bien pago y cerrado a solo un grupo de personas, provoca esta triste realidad que hoy nos toca protagonizar.

Hoy, los ciudadanos de Necochea tienen la oportunidad de buscar caminos propios, de cambiar a los actores que han destrozado nuestros sueños.

El voto es una de las armas más poderosas para que decidamos entre todos cambiar el destino que unos pocos nos quieren imponer.