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El próximo jueves a las 19 tendrá lugar el comienzo de un nuevo Ciclo de Encuentros Musicales en el Auditorium del Centro Cultural de Necochea, calle 54 Nº 3062, dirigido por la profesora Ana Gabino.

Se iniciará así la octava edición de este Ciclo, que comenzara el 12 de abril de 2007 en el marco de las actividades organizadas por la institución para conmemorar el Centenario de la Biblioteca Andrés Ferreyra.

Desde entonces y en forma ininterrumpida, ha continuado la realización de los denominados “Encuentros Musicales” de todos los jueves, que comienzan en marzo y culminan en vísperas de Navidad, y que se enlazan con las Temporadas Líricas en enero y febrero de cada verano.

El objetivo de esta propuesta de la profesora Ana Gabino, desde que se iniciara,es el acercamiento a la buena música a través de la frecuentación y el conocimiento. Es decir, no es solamente la  proyección de videos en una pantalla gigante y con un buen equipo de sonido, en un amplio y cómodo salón del Centro Cultural.

Es, en esencia, el desarrollo de un proyecto pedagógico que pretende acercar el conocimiento de los elementos fundamentales de la música a quienes participan de estas reuniones, que están destinadas a todo público. La frecuentación y el conocimiento son los factores que acrecientan el placer musical, que es único e irrepetible.

El valioso material material filmado que se presenta a los participantes permite entrar en el universo maravilloso de los mejores teatros del mundo, los palacios y jardines donde se realizan conciertos al aire libre, y disfrutar de la música de los grandes compositores con los mejores intérpretes del mundo. Numerosas óperas, ballets y conciertos se han apreciado gracias al milagro de la tecnología, que acerca ese invalorable tesoro al lugar donde estamos.

La respuesta del público ha sido excepcional, desde los comienzos hasta el presente. Muchas personas han asistido regularmente desde 2007; muchas otras se han ido incorporando cada año y de este modo las autoridades del Centro Cultural y la conductora del Ciclo han redoblado su entusiasmo para continuar con tan exitosa  actividad.

European Concert 1996 de la Filarmónica de Berlin

Este jueves se proyectará el Concierto realizado en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo de la Orquesta Filarmónica de Berlin, dirigida por Claudio Abbado, con un programa que incluye la Suite para Orquesta “Romeo y Julieta” de Prokofiev, una Cavatina de “Aleka” de Rachmaninov, las Romanzas Nº 1 y Nº 2 para violín y orquesta de Beethoven y, por último, la imponente y vertiginosa Sinfonía Nº 7 en la mayor Op.92 de Beethoven. La elección del programa fue para recordar a ClaudioAbbado.

El último silencio de un gran director

El 20 de enero falleció en Bolonia Claudio Abbado. Había nacido en Milan en 1933. La desparición de un director excepcional, personalidad admirable y artista completo, enlutó al mundo amante de la música que vio en él al más notable director orquestal de las últimas décadas.

Su nombradía internacional como director sinfónico y operístico le llegó luego de la obtención del Premio Mitropoulos, en 1963. Cinco años después, y con actuaciones muy valoradas a ambos lados del Atlántico, comienza un camino que lo hace sumar una serie de cargos cuya enumeración provoca asombro: fue, sucesiva o simultáneamente, director del Teatro alla Scala, de la Ópera de Viena, principal director invitado de la Orquesta Filarmónica de Viena, director de la Orquesta Sinfónica de Londres y, sucediendo nada menos que a Karajan, titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín desde 1989 hasta 2002. Después, con más tiempo y menos urgencias, equidistante de Berlín, de Viena y de Salzburg, impulsó el antiguo Festival de Lucerna para establecerlo como un nuevo faro de actividades que habría de tenerlo como su principal y más descollante referente

En su más de cuarenta años de actividad, demostró una ilimitada capacidad técnica para hacer congeniar un centenar de músicos en su mejor realización colectiva. Se destacó en la interpretación estilística y la versatilidad sonora con la que abarcó todo el repertorio de la música clásica.

Además, el gran artista desarrolló una carrera de profunda vocación humanística y de solidaridad democrática al participar activamente en la formación de orquestas juveniles o afianzando sus desarrollos.

En nuestro continente, contribuyó a la creación de la Orquesta de Jóvenes Latinoamericanos. Reiteradamente visitó Venezuela para apoyar ese notable emprendimiento de las orquestas infantiles y juveniles fundado por José Antonio Abreu y consolidado en esa maravillosa Orquesta Nacional Juvenil Simón Bolívar, que, varias veces, lo tuvo como director.

Un concierto inolvidable.

Fue  al 18 de mayo de 2000, cuando debutó en nuestro país la Filarmónica de Berlín. Ese día, Abbado dirigió la Novena sinfonía de Mahler y construyó una de las jornadas más gloriosas de la historia del Teatro Colón, un inolvidable concierto de alto impacto emocional.

En el final de la obra, Abbado fue llevando a la orquesta y a todo el público a la experiencia de la extinción de la música llegando al límite mismo de la inaudibilidad. Cuando el último sonido se apagó, el silencio que continuó se prolongó espacioso, inmenso, inalterable y contundente.

Todos sabían que la sinfonía había concluido y nadie, absolutamente nadie, quería romper aquel instante de alta espiritualidad colectiva que Abbado había conseguido concretar.

Después sí, la ovación más atronadora estalló para agradecer una experiencia artística que solamente pueden plasmar los artistas superiores.

Ahora que se ha ido, comenzó el último silencio de un gran director