jueves, marzo 28, 2024

Salud

SALUD: El alto consumo de alcohol está cambiando las curvas femeninas

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A las tradicionales formas de “pera” o “manzana” se suma la “copa de vino”: mujeres flacas pero con grasa abdominal. Cuáles son los riesgos.

El cuerpo femenino está cambiando y hoy se asemeja más a la figura de una copa de vino, según un estudio de la Asociación Británica de Dietistas (BDA, por sus siglas en inglés). Las causas no sólo hay que buscarlas en el estilo de vida sedentario y la epidemia de obesidad que afecta a la sociedad moderna, sino también, advierten los especialistas, en el incremento del consumo de alcohol por parte de las mujeres, lo que hace que ahora ellas desarrollen grasa abdominal como los hombres.

“A muchas mujeres les preocupa su imagen y hacen ejercicio y se cuidan en las comidas, pero no reducen el nivel de bebidas alcohólicas que consumen. El resultado es que la grasa se acumula solamente alrededor de la cintura y adquieren algo similar a lo que sólo se veía en los hombres: los flotadores”, sostuvo Jacqui Lowdon, de la BDA.

La forma del cuerpo femenino, habitualmente, se describe como una pera (cuando la cadera es más ancha que los hombros) o una manzana (si la grasa se deposita en pecho, piernas y abdomen). Pero ahora, la nueva silueta, dicen nutricionistas, encajaría mejor con la figura de una copa de vino: piernas delgadas, contextura superior mediana y una cintura con “rollitos”.

Líneas. El alcohol aporta a la dieta entre siete y nueve calorías por gramo y las bebidas blancas como el vodka, el whisky y la ginebra –que las mujeres ingieren tanto o más que los hombres– son las que tienen mayor graduación alcohólica. “El consumo excesivo de calorías provenientes del alcohol, sumado al efecto metabólico de éste a nivel hepático, hacen que dicha energía se convierta en grasa. Esto, asociado al sedentarismo, favorece la localización central de la grasa corporal en cambio de la localización en caderas y glúteos que se considera típica en la mujer”, explicó Susana Gutt, jefa de Nutrición del Hospital Italiano de Buenos Aires.

También la frecuencia de ingesta de alcohol guarda relación con la cintura y la grasa abdominal. “Se observó que quienes beben bajas dosis de alcohol de manera regular (una copa por noche) poseían cinturas más delgadas que quienes toman mucha cantidad sólo una o dos veces por semana”, apuntó Mónica Katz, directora del posgrado de Nutrición de la Fundación Favaloro.

¿El incremento del consumo de alcohol está haciendo cambiar la forma corporal de la mujer? Para los especialistas, el abuso de bebidas alcohólicas es una de las causas. También “hay un cambio en la distribución de la grasa en las mujeres que se va dando por una suma de factores como el sedentarismo (antes realizaban las tareas hogareñas sin ayuda de electrodomésticos), la incorporación al mercado laboral, la alimentación con mayor cantidad de calorías provenientes de grasas y azúcares y también el menor número de hijos, que implica un cambio hormonal”, indicó Gutt.

Riesgos. Más allá de la estética, el desarrollo de esta nueva forma corporal implica grandes riesgos para la salud femenina. Como lo explica Katz, la obesidad abdominal, tanto en hombres como en mujeres, incrementa el riesgo cardiovascular y la posibilidad de padecer diabetes y síndrome metabólico. En el abdomen se concentran las células grasas (adipocitos) denominadas viscerales. Estas potencian la lipolisis, es decir, que la grasa se desintegre en una serie de componentes perjudiciales que llegan al hígado, los músculos y el páncreas. “Estos órganos son muy importantes, y al estar infiltrados de grasa pierden parte de su propio tejido y alteran su función. Además, la grasa visceral favorece la enfermedad cardiovascular porque las arterias cercanas al corazón aumentan sus depósitos grasos”, sostuvo Gutt.

Incluso una silueta en forma de pera sería más saludable que una en forma de manzana o copa de vino, ya que el tejido de los glúteos y caderas se encargaría de atrapar la grasa para evitar que se ubique en otras partes del organismo, según una revisión de artículos científicos sobre obesidad y distribución de la grasa corporal que publicó esta semana la revista International Journal of Obesity.

Los problemas con el alcohol y la dieta están presentes también en una nueva y peligrosa tendencia: dejar de comer para compensar las calorías que adquieren al beber alcohol. Se trata de una patología conocida como alcohorexia, ya que combina dos enfermedades: la anorexia y el alcoholismo.

“Es un trastorno alimentario que se asocia con una ingesta calórica baja para poder consumir bebidas alcohólicas. Las pacientes realizan dietas estrictas en calorías, pero paradójicamente, no dejan de consumir calorías en exceso a través del alcohol”, explicó Mónica Katz, miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición.

La alcohorexia no es un término médico oficial y hay quienes no creen que se trate de un nuevo trastorno alimentario, sino de pacientes alcohólicas. Pero ya hay varias famosas que admitieron padecer el problema: Victoria Beckham, Lindsay Lohan y Misha Burton. (Fuente: PERFIL)