sábado, abril 20, 2024

Opinión

Reflexiones con motivo de cumplirse treinta y tres anos del Golpe Militar de 1976

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Por Cdor. Claudio Molina* (Material enviado por el Lic. Jorge Mancuso)

Son horas de dolor…estoy seguro que esta Argentina no es la que Belgrano, Moreno, Alberdi, Irigoyen, Eva Perón y muchos otros próceres imaginaron…

En el contexto internacional se viven vientos de cambio, se extingue un modelo que ha producido enormes costos en términos económicos, sociales y ambientales a buena parte de la población y probablemente surgirá otro, que esperemos sea un poco más justo, que permita un desarrollo equilibrado con una mucho mejor distribución del ingreso y de la riqueza.

Pero mirando hacia adentro, la situación es aún más compleja. Porque los antagonismos ya no son entre potencias que disputan por ocupar una posición relevante en el nuevo contexto, sino entre compatriotas.

Pueblo, Nación, Estado…quizás nuestro problema es que hayamos sido Estado sin ser previamente Nación…quizás no…

Reflexionemos, serenemos los ánimos; la situación es grave, peor, gravísima para muchos que sufren una presión tributaria insoportable, otros que perdieron su producción por la sequía, otros que no tienen trabajo, otros que están enfermos y no tienen asistencia médica, otros que forman parte de la Argentina perdida, sin educación, sin acceso al agua potable, etc. etc.. Pero seguramente si hacemos un viaje al oeste de Las Lomitas (Formosa) o al Noroeste de Juan José Castelli (Chaco), todos los que vivimos lejos de allí, descubramos que a pesar de todo, somos privilegiados. Ud. me puede decir que no es cuestión de igualar para abajo, yo le respondo, por cierto, tiene razón. Ud. me puede decir que se siente estafado, robado por el Estado, yo también le respondo que puede tener razón.

Ud. me va a insistir y me dirá, bueno, y ahora que?…Yo le respondo que tenemos que definir de una vez por todas si nos interesa seguir siendo argentinos o preferimos no serlo. Tenemos que pensar si tenemos suficientes lazos de tierra, raza, religión, trabajo, educación, etc. para pensar si para un argentino, no hay nada mejor que otro argentino, tal cual lo expresó el Teniente General Juan Domingo Perón en la última etapa de su vida, cuando la reflexión invadió más que en cualquier otro momento, su mente. Mi respuesta, para que no queden dudas, es contundente: Si, quiero seguir siendo argentino y quiero lo mejor para mis compatriotas. Argentina fue privilegiada con grandes extensiones de tierra productivas (que por las dudas aclaro, no generan rendimientos excelentes solo por esa condición, sino por la acción del conocimiento humano y de la inversión tecnológica que lo hizo posible), con recursos mineros, con importantes recursos acuíferos…pero nosotros, sus ciudadanos estamos haciendo realidad el famoso dicho que hacía referencia a todas estas bendiciones pero a un terrible lastre: El que Argentina fue poblada por argentinos, algo así como un castigo divino.

Opino que para salir de este círculo vicioso, antes que nada hay que cumplir la ley. Hace treinta y tres años la democracia se extinguía en Argentina y entrábamos en una etapa de gran sombra. Seguramente si Ud. vivía en aquella época y hubiera estado en una agenda de alguno de los que fueron desaparecidos («ellos»), no pensaría -si tuvo o tiene este pensamiento- «por algo se los llevaron». Por qué no lo pensaría?…porque sin dudas, sería uno más de «ellos». Cuando la ley es la de uno, cuando la vida no la da o la quita Dios sino queda a merced del poder de facto, entonces Ud. existe hoy, pero mañana puede desaparecer simplemente porque su aliento no le cayó bien al tirano. No lo olvide, no importa si es cristiano o no, es capitalista o socialista, si es de Boca o de Rever, si es rico o si es pobre, si es universitario o no lo es, en esos casos, su vida es parte del azar.

Lamentablemente no hemos aprendido a valorar la democracia. Quizás sea porque la mayoría de los dirigentes políticos que hemos tenido hasta ahora, no hicieron honor a ella. Pero no nos confundamos, la democracia no puede dar lugar a otro sistema. Para hacer culto a la democracia, primero tenemos que aprender a cumplir con la Ley. No podemos defender que un país sea previsible, que se respete la seguridad jurídica, si nos alejamos de la ley. Y además, la administración de justicia no puede ser parcial. Necesitamos cerrar una etapa negra de nuestra historia, con el conocimiento de la verdad y con justicia verdadera, no solo para los que injustamente fueron desaparecidos, sino también, para los que injustamente fueron víctimas del terrorismo privado, sea de izquierda o de derecha. Definitivamente, NO A LA VIOLENCIA!…NO A LA JUSTICIA PARA LOS AMIGOS!…SI A LA JUSTICIA PARA TODOS!

Más allá del mal funcionamiento que se le puede asignar a la Justicia (por su lentitud y eventual parcialidad), el carácter confiscatorio que tienen las alícuotas actuales de los derechos de exportación, deben ser sometidos masivamente a decisión judicial. No a los piquetes!, si a la intervención de la Justicia!. Como expresé en otras ocasiones, no se puede privar de derechos a otros ciudadanos que nada tienen que ver y que también sufren por las malas políticas, violando la ley, impidiendo el paso de otros argentinos. Así como este nivel de retenciones es confiscatorio, también son ilegales los piquetes, no hay vueltas, el fin no justifica los medios.

En la Argentina de hoy, funcionan pésimos -entre otros sectores-:

– La salud pública (como ejemplo, para lograr que a un paciente lo operen, salvo urgencias con riesgo de vida, hay que esperar cerca de un año).

– La seguridad. Es imposible vivir más tranquilo, transitar la calle, la sensación es que el delito tiene zona liberada. La cantidad de hechos delictivos, muchos de ellos con pérdida de vidas humanas es insoportable.

– La educación pública.

– El transporte público.

Por otro lado, hay no menos de cuatro millones de argentinos en condiciones miserables, con necesidad urgente de ser alimentados. Insisto con que debemos implementar un programa masivo de alimentación.

El sistema financiero funciona mal, el acceso al crédito es muy limitado y el que existe, muy caro, incompatible con una política productiva, la banca privada exige el pago de tasas elevadísimas en términos reales. Para una pequeña y mediana empresa es imposible obtener financiamiento para nuevos proyectos de inversión, por ejemplo.

La inflación real alcanza tasas muy elevadas. El sistema estadístico oficial no resulta creíble. La deuda externa continúa creciendo y el acceso al financiamiento público cada vez es más complicado. La sensación de corrupción es altísima, del mismo modo, la sensación en materia de evasión tributaria. El desempleo vuelve a ser una pesadilla. Para peor, el narcotráfico ingresó a nuestro territorio peligrosamente.

Resta preguntarse: Hizo algo bien este Gobierno?…Mi respuesta es si, muchas cosas, existieron muchos logros, esto es innegable más allá que muchos no lo quieran reconocer; pero también cometió excesos enormes y desde un año a esta parte, ingresó en un camino de sucesivos y graves errores. Son culpa de este Gobierno todos los males de Argentina?…La respuesta es no, pero sin embargo, tiene parte de responsabilidad; este Gobierno es tan responsable como los anteriores, algunos más que otros. A medida que pasa el tiempo, se diluyen los logros que se habían obtenido en el período 2003-2006. Todos deben cargar con su parte proporcional de responsabilidad, sean del signo político que fueren. Y también, el sector privado, que cometió graves errores. Desde el lado político, desde 1983 al presente, dieciocho de los casi veintiséis años, gobernaron gobiernos justicialistas, no lo olvidemos. El país está como está. Si Evita despertara, pienso que los echaría a todos del PJ, salvo contadas excepciones (que gracias a Dios, todavía existen). Del mismo modo, si Irigoyen despertara, haría lo mismo con los dirigentes de la UCR, salvo contadas excepciones (que gracias a Dios, también existen). Ni hablar de los gobiernos militares, ya que fueron nefastos.

Por lo tanto, no será que fracasamos como País?…No será que el problema somos nosotros mismos?…

Tenemos que barajar y dar de nuevo, como decían Pedro y Pablo, «el tiempo se acaba, el siglo se va…». Tenemos que encontrar consensos básicos y definir un modelo de país con independencia del signo político, tenemos que crear escenarios probables para la evolución de ese modelo y establecer políticas potencialmente posibles de implementar para lograr las metas y objetivos que nos planteemos. Quizás tenemos que ir a fondo y pensar si no es hora de cambiar la estructura política del País, creando siete regiones en lugar de las provincias, como así también revisando históricos privilegios. Deberíamos pensar si es conveniente seguir sosteniendo un régimen presidencialista y si no es hora de pensar en un Poder Ejecutivo Colegiado. No podemos tener más presidentes en las «sombras», ni señores feudales. Probablemente, el régimen presidencialista que establece nuestra Constitución, represente un incentivo para que ello ocurra.

Debemos discutir a fondo políticas de salud, de justicia, de educación, de seguridad, de defensa, de alimentación, etc. La situación no da para más, con la próxima elección no se arreglarán los problemas y para peor, después de las elecciones vendrán nuevos y durísimos ajustes. Quienes serán los más perjudicados?…Nuevamente los más débiles de hoy, a los que se les sumarán nuevos pobres.

Las cuestiones de las rentas del petróleo y del agro deben ser debatidas a fondo y resueltas con la razón. Si somos capitalistas, debemos respetar el derecho de propiedad. Y del mismo modo, si queremos un país justo, debemos velar por la justicia social. Hay que lograr equilibrios, sin anteponer ideologías.

Nos debemos una reforma tributaria amplia. Es imposible diseñar un modelo país si no hacemos una reforma tributaria. Debemos respetar la división de poderes y debemos respetar de una vez por toda que sea el Congreso el que establezca los impuestos. Debemos decir «nunca más» a los poderes extraordinarios y/o delegaciones de facultades amplias al Poder Ejecutivo.

Necesitamos un Gobierno que tenga muy presente que el pueblo le delega poder para que lo administre a favor de todos, que sepa que el poder es temporal y que tiene que subordinarse a la Constitución Nacional, a las leyes y a los tratados de la Nación, que no puede usarlo discrecionalmente. Si un gobierno así no es posible, entonces, definitivamente habremos fracasado.

Tenemos que definir también un modelo equitativo de tributación.  Debemos dejar la falsedad de decir que somos federales, cuando en la práctica, somos unitarios pero con el peor modelo de gestión posible, el del disciplinamiento monetario del Interior.

Yendo al tema del sector agropecuario, pienso que no es posible que un productor tenga que entregar el 80 % o un mayor porcentaje de su renta, inclusive, hasta convertir ganancias en pérdidas y que al mismo tiempo la renta financiera o la renta de otras actividades, como la inmobiliaria o la minera, tributen mucho menos. Tenemos que acabar con el concepto de «bien salario» y con las viejas antinomias «acero vs. caramelos» que generan enormes inequidades tributarias. No podemos desafiar a la ciencia económica como lo vivimos haciendo, no seamos más falsos, tenemos que aplicar políticas que promuevan una alta productividad y que privilegien un salario real digno, con el que un ciudadano común, pueda acceder como mínimo, a cubrir sus necesidades básicas y las de su grupo familiar. El nivel de tributación de todos los sectores debe ser definido racionalmente, en función del modelo de país que queremos para el futuro.

Saquémoslo los rencores. Recordemos que la Justicia tarde o temprano llega. Demos un primer paso, cumplamos con la Ley. Luego, como dijo tiempo atrás Pepe Mujica (*), aprendamos a querernos más los argentinos. Con la razón, los malos dirigentes políticos no tendrán más margen para seguir mintiendo. Tratemos de atender lo más urgente a partir de acciones rápidas y coordenadas (como la alimentación de cuatro millones de argentinos que están en la miseria) y luchemos por un país más justo, donde por cierto, la renta agraria no podrá ser confiscada nunca más por un gobierno democrático, donde, los corruptos terminen en la cárcel, y donde el Estado cumpla con sus obligaciones esenciales, recibiendo los recursos de todos los ciudadanos, en función a sistemas tributarios justos.

En el corto plazo, con piquetes, nada se arregla. Ni Ud. que sufre la situación podrá arreglarla, ni que el que está hundido en la miseria, tampoco. En mi caso, yo también estoy sufriendo en mi economía familiar todo lo que está pasando, sepa que no me expreso desde la abundancia. Estoy seguro que si no eliminamos el pensamiento y la acción cortoplacista, nos queda una sola alternativa: Conocer el abismo, más allá del cual, no se pagarán más retenciones…

(*) Precandidato a Presidente de la República Oriental del Uruguay, ex militante de la organización Tupamaros en la década del setenta.