sábado, abril 20, 2024

Locales

ATE: El intendente de Dolores se quedo en los ‘90

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Camilo Etchevarren posa para las fotos recolectando basura, despide trabajadores sin causa, privatiza todo lo que puede y se burla del Ministerio de Trabajo bonaerense.

El conflicto que protagonizan los trabajadores municipales de Dolores comenzó a partir de la decisión arbitraria de las autoridades de despedir sin causa a cinco estatales dolorenses. Ello motivó la lógica reacción del conjunto del personal que decidió junto a ATE realizar un paro de 72 horas y la toma del palacio municipal.

Frente a un conflicto de tal gravedad que involucra la fuente de trabajo de cinco personas y compromete el sustento de sus familias, el intendente Camilo Etchevarren esbozó una respuesta caricaturesca al asumir personalmente y con personal ajeno a la comuna la recolección de residuos.

Lo que desnuda la actitud de Etchevarren es la sintonía ideológica de su proceder con el menemismo que imperó durante la década del 90. Por un lado, el mecanismo para romper una huelga legítima, pisoteando el derecho constitucional a realizar un paro. Por otro, esta tercerización de la recolección de residuos que busca abrir la puerta a una privatización total del servicio. Ahí está con claridad el falaz argumentó con que el menemismo instaló su proyecto de privatizaciones: primero el desprestigio de lo público y de sus trabajadores y luego la cesión de los servicios a empresas privadas. La realidad demostró que las privatizaciones resintieron el servicio en perjuicio de la comunidad y solo sirvieron para que capitales privados hagan negocios millonarios con la complicidad de la dirigencia política. Etchevarren parece estar dispuesto a repetir esas experiencias. Incluso aquellas que pregonaban la necesidad forzosa del ajuste aún a costa de la destrucción del empleo público.

El gobierno municipal de Dolores recurre a la propaganda como forma de gestión, la propaganda vacía, carente de contenido. Y también a la mentira. El intendente Etchevarren miente cuando dice que se incrementó el salario de los municipales de 650 a 1160 pesos. Lo único que hizo fue acceder al reclamo de los trabajadores de blanquear sumas que la municipalidad venía pagando en negro evadiendo el pago de aportes jubilatorios y de obra social y desfinanciando la seguridad social. No hubo aumento, solo blanqueo de una parte del salario, el cual aun no supera la línea de pobreza.-

Pero la realidad habla por sí sola. La gestión que encabeza Etchevarren paga salarios de bolsillo que oscilan entre los 900 y 1000 pesos. Una cifra que aún está lejos de alcanzar el Salario Mínimo, Vital y Móvil que rige en todo el país y que está estipulado en $1240. Mientras el intendente se niega a abordar seriamente los planteos salariales de los trabajadores y continúa abonando sueldos paupérrimos; él mismo fija su salario en 18.000 pesos mensuales.

Desde la comuna aseguran que se invierte un 70 por ciento del presupuesto municipal en el pago de salarios. Lo que no explica es porqué ese cálculo se hace sobre un plantel que excede en 100 personas a la planta de personal real de la comuna. Otra vez, la falta de transparencia, la deformación de la realidad se usa para justificar decisiones arbitrarias.

Otra cuestión preocupante es la desvalorización del Estado como instrumento para abordar y resolver las necesidades de la comunidad y promover el bienestar colectivo. El intendente de Dolores procede como un viejo “patrón de estancia” y se arroga un derecho absoluto sobre los bienes y los asuntos públicos. La decisión improvisada para suplir la recolección de residuos demuestra la pobreza política de la gestión de Etchevarren, su ineficacia para instrumentar políticas públicas sustentables en el tiempo y la impericia para abordar seriamente un conflicto gremial. Esa impronta de su gestión hace que no se diferencie de otras anteriores. Si hasta el presupuesto elaborado para el año que se inicia demuestra que se repiten las mismas estrategias de gobierno, que sigue sin priorizarse los servicios esenciales que la municipalidad debe brindar a los vecinos de Dolores.

Desde ATE estamos convencidos que la democratización de las relaciones laborales, la participación de los trabajadores no como una formalidad sino como parte de la comunidad donde convivimos como ciudadanos dolorenses y el respeto a todas las instituciones, son las herramientas esenciales para que los bienes y recursos del Estado lleguen de verdad al pueblo y no sean instrumento de actitudes arbitrarias que solo acumulan mas poder para los gobernantes de turno.