jueves, marzo 28, 2024

Nacionales

HOMENAJE: Solano López El Dibujante de El Eternauta será homenajeado

Sharing is caring!

Hoy Viernes 5 a las 18.30 hs en la Sala San Martín ubicado en Peru 130 y Diagonal Sur de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Bs As.

Es por iniciativa de los Diputados Julián DAngelo y Verónica Gómez. Del Bloque: Partido Socialista. Nombrando como Pesonalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.

El 9 de octubre de 2008 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sanciona con fuerza de Ley en el Artículo 1°.- Declárase «Personalidad Destacada de la Cultura» de la Ciudad de Buenos Aires al dibujante Sr. Francisco Solano López.. Artículo 2º. Comuníquese, etc.

DIEGO SANTILLI – CARLOS PÉREZ – LEY N° 2.873 – Sanción: 09/10/2008 Promulgación: Decreto Nº 1.296/008 del 07/11/2008 – Publicación: BOCBA N° 3056 del 13/11/2008.

Solano López dibujó la adaptación de Operación Masacre de Rodolfo Walsh realizada por Omar Panosetti en Fierro que relata los fusilamientos de Jose Leon Suarez por la Revolución Libertadora de Aramburu y Rojas.

—¿Existe un correlato entre los tiempos históricos del país y los tiempos de la historieta?

—No fue nuestra intención deliberada con Héctor Oesterheld, pero el país se metió en nuestra historieta. Y, si no, discútanmelo.

La certera respuesta, que cierra con sonrisa, proviene del dibujante Francisco Solano López (Buenos Aires, 1928).

En su trayectoria se pueden reconocer las distintas etapas –esplendores, avatares, renacimientos y los hitos de la historieta argentina, porque junto a otros realizadores le ha dado al género una impronta, que le ha valido la aceptación de miles de lectores en el país y en el extranjero.

Ha contagiado esa pasión a jóvenes que convirtieron esa admiración en creación y mantienen viva a esta expresión de la cultura popular.

Y, cuando Solano López sonríe, contagia a quienes los acompañan: el editor independiente Javier Doeyo y el periodista Fernando García. El 22 de agosto último, los tres participaron de “Imposible EVITArte. Historieta, juventud y política”, una actividad que incluyó la exhibición de piezas de Alberto Breccia, Carlos Barocelli y del propio Solano López, entre otros.

A Solano, el público en general lo reconoce como el dibujante de “El Eternauta”, la historia creada por Héctor Oesterheld, pero su obra es vasta, se publica en los Estados Unidos y en Europa. No ha detenido su ritmo de trabajo.

Comenzó a principios de los 50 en editorial Columba –cuyos productos tenían el sello del tradicional comic norteamericano–, pero tiempo después se sumó a Frontera, la editorial que funda Oesterheld, donde –parafraseando a Solano– el país se empieza a meter en la historieta, el género cobra identidad y estatura. “Empezamos a trabajar personajes locales.

Una de las primeras historietas que se hizo fue «Rolo, el marciano adoptivo», un maestro de escuela y líder de la barra del café. Existía un paralelismo entre esa historieta y El Eternauta.

La otra historieta que yo hacía era «Joe Zonda», que era el muchacho del interior.

Así como Rolo era el maestro de la Capital, Joe era un mendocino muy inteligente, muy rápido, que aprendía todo por correspondencia y se metía en las aventuras más extrañas.

Después, vino «El Eternauta», con el intentamos hacer una historieta de ciencia ficción, más dramática.

—En la Argentina, hay en la historieta una apropiación del contenido, que tiene que ver con nuestra realidad…

—Luego de la primera publicación de “El Eternauta”, entre 1957 y 1959, las cosas que empezaron a ocurrir en la Argentina fueron espontáneamente interpretadas por el público como una premonición de Oesterheld de lo que iba a venir después.

Eso lo llevó a hacer una segunda versión a finales de los años 60, en la que yo no participé porque estaba fuera del país.

Convocó a otro dibujante conocido de la época, Alberto Breccia, que tenía una orientación política ya más consciente, más deliberada, y que con el propio Oesterheld formaron un equipo que reformuló el guión original para darle un contenido político más pesado. Y lo publicaron en “Gente”. Eso trajo inconvenientes, porque esa revista estaba en las antípodas de la concepción que tenía Oesterheld.

A partir de allí, empezó la evolución política de Oesterheld y la presencia de los avatares políticos del país dentro de la trama de “El Eternauta”.

En los años 70 yo ya estaba en la Argentina (estuvo en varios períodos fuera del país), me llamaron para hacer otra continuación en la que Oesterheld ya se jugó del todo, a tal punto que el personaje de la historia cambió su personalidad para convertirse de en un fabricante de transformadores de clase media –habitante de un chalecito en Vicente López– en una especie de superhéroe, porque él mismo dice que le fueron dadas ciertas características, que lo habilitaron para convertirse en el futuro en el líder de la resistencia de los habitantes del Río de la Plata contra los invasores. Y el grupo que vino a darle apoyo eran unos jovencitos que vivían en las cavernas, que se habían formado al retirarse el río. Ahí se refugiaban los sobrevivientes que seguían luchando contra los invasores.

La historia a la que referencia Solano se publica en la segunda mitad de los 70 y es una metáfora de la vida argentina de esos tiempos, al punto tal de que en 1977 Oesterheld es secuestrado. Solano López deja el país poco después –acompañando a uno de sus hijos– y retornará a mediados de los 80. Vive las décadas siguientes una consolidación del género y un posterior decaimiento, que en buena medida es consecuencia de la situación económica.

—El desarrollo de la historieta ha tenido que ver con momentos particulares del país. Ustedes en algún momento tienen que empezar a producir para el exterior porque acá no había espacio…

—Espacio siempre hubo, lo que no hubo fue plata. Todavía sigue pasando lo mismo Yo no puedo vivir de los dibujos que le doy a Javier (Doeyo), sino que ese mismo material también lo mando a Italia.

La frase introduce a reflexiones sobre el impacto de la historieta argentina en el exterior, en particular de “El Eternauta” e involucrará en la conversación a Doeyo y García.. “Un editor italiano se llevó la historia a su país para publicarla y hoy en día «El Eternauta» tiene más lectores en Italia que en la Argentina. Entonces, cuando volví a la Argentina por última en diciembre de 1994, a las dos o tres años se cumplieron los cuarenta años de «El Eternauta», y ahí terminamos con mi ayudante (Pablo Maiztegui, Pol) haciendo otra continuación, con otro sentido”, cuenta Solano López.

Luego, Doeyo y García plantearán sus hipótesis sobre la vigencia de la historia y su aceptación por lectores de otros países. Coincidirán en que, si bien “El Eternauta” se refiere a la realidad argentina, las características y avatares de sus personas son universales, y que la invasión de extraterrestre a la que se alude es también metáfora de otras ocupaciones territoriales que se dan aún en el presente.

—¿Usted se siente cómodo hablando de El Eternauta o cree que otras historias suyas merecían el mismo tratamiento de quienes lo entrevistan?

—No me siento disputando dentro de mí con mi propio trabajo. Respecto de los personajes, prefiero largarlos y que vayan haciendo su propia vida. Puede ser “Evaristo” (Meneses, la historia de un policía de Buenos Aires, con guión de Ricardo Barreiro), “Las historias tristes”, que hice en España con mi hijo (Gabriel); o algunas otras cosas que hice con Barreiro, que era un gran amigo. No me planteo ese conflicto, lo dejo correr y me satisface que otros lo digan.

—En determinado momentos su firma no aparecía en las historietas, pero igual se sabía que los dibujos eran suyos…

—Porque reconocían el estilo. Por eso, armé un equipo de media docena de ayudantes, que producíamos más de cien páginas por mes. Ya que me borran la firma, pensé, voy a salir del anonimato llenándolos de páginas. Y así fue.

Lo que me satisface es que yo sentía que me estaba despersonalizando delegando mucho trabajo manual a mis ayudantes. Y resulta que en los años 80, en las visitas que hacía a Italia, toda la muchachada que estaba ahí me conocía, porque la Editorial Fleetway (donde publicó por años) tenía dos agencias, una en Dinamarca y la otra en Barcelona, que revendían a toda Europa. Tengo algunos aficionados que me han traído historietas mías publicadas en Francia, en todos los países escandinavos. En España, mis hijos me contaban que iban a la esquina y compraban las historietas que yo hacía en casa.

La presencia de historietistas argentinos en publicaciones del exterior se debe en parte a la calidad de sus producciones, pero también en buena medida es consecuencia de las peripecias que el género ha atravesado en el país, en un contexto de globalización y de concentración de la producción cultural.

Por estos últimos años, la historieta parece reverdecer con la aparición de pequeñas editoriales locales y la reedición de “Fierro” revista emblemática de la década del 80 y parte de los 90, y donde Solano publicó, entre otros, “Ministerio” y “Evaristo”.