viernes, abril 19, 2024

Locales

CRISIS: El impacto económico del paro agropecuario sigue afectando a comerciantes de la región

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En las localidades de la zona aún se perciben los «daños colaterales» en los comercios urbanos como consecuencia del paro del campo. Si bien es poca la escasez de productos, los efectos retardados golpean las ventas en diversos rubros, que registran una merma de 40%.

Durante los casi cuatro meses de conflicto entre el campo y el Gobierno no sólo las protestas y los cortes de rutas acapararon el centro de la escena, sino también lo hicieron el desabastecimiento y el impacto que generó el lock out rural en las economías regionales. Estos dos últimos aspectos se convirtieron en cuestiones de Estado que involucró a las partes en pugna, pero fundamentalmente a las comunidades que quedaron acorraladas por la coyuntura.

Justamente aristas de esas consecuencias, a las que situaron como «daños colaterales», todavía perduran en los comercios de localidades del sudeste bonaerense donde las ventas aún registran una merma de 40 por ciento.

Al respecto, LA CAPITAL realizó un sondeo por Balcarce, Dolores y Miramar para trazar un panorama de la actualidad del sector. En tanto, en General Madariaga la situación reflejada es preocupante (ver aparte).

Por otra parte, cabe señalar que los comercios vinculados a la producción agropecuaria sufrieron un impacto inmediato de esta realidad, pero el efecto negativo se acentuó en los cascos urbanos. Allí locales de todo tipo recibieron el golpe financiero por el escaso movimiento.

Un ejemplo lo brindó el responsable de una casa de artículos para niños, quien argumentó lo que muchos emprendimientos están padeciendo. «El stock de mayo lo compré con cheques a 60 y 90 días. Ahora debo cumplir con los compromisos bancarios para pagarle a los proveedores pero las cajas de estos últimos meses fueron muy bajas. Entonces no llego a cubrir los costos y por más que apele a lo que queda de mis reservas personales, se rompió mi circuito financiero. Y esto le sucede a comercios de distintos rubros que no tenemos relación directa con el campo, pero sí lo tiene nuestra clientela», reseñó el titular de una pyme de una vecina localidad.

En tanto, en diferentes ciudades de la zona también disminuyó la recaudación municipal, sobre todo las tasas vinculadas a caminos rurales (ver aparte).

«Situación límite» en Balcarce

Sin lugar a dudas que los más de cien días de conflicto entre el Gobierno y el sector agropecuario repercutió más en ciudades como Balcarce que son netamente dependientes del campo.

La actividad agrícola ganadera es la que motoriza la economía de la ciudad. Por eso, entre las medidas de fuerza, cortes y la incertidumbre el panorama hizo que la actividad comercial se fuera paralizando.

Al respecto, el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de este distrito, Ricardo Stoppani, confesó que «atravesamos una situación límite» en relación a la preocupación reinante entre los comerciantes que han visto caer sus ventas de manera significativa.

Stoppani dijo que la coyuntura «no sólo afectó a los comercios del rubro agropecuario sino que repercutió en almacenes, verdulerías, restaurantes, zapaterías y la construcción».

El dirigente reconoció que tuvo que realizar gestiones ante gerentes bancarios para que «pudieran amortiguar el efecto de cheques que se habían dado y no se podían pagar».

En relación a porcentajes indicó que no hay encuestas realizadas para poner en porcentajes las caídas en las ventas, aunque aseguró que el nerviosismo y el malestar de los comerciantes hablaban a las claras de una situación compleja. En otro orden, indicó que en el rubro de maquinaria agrícola sí se puede señalar una disminución del 50% y en las semillas y fertilizantes el parate es casi total aún porque no ha comenzado la siembra de trigo.

Por último, Stoppani no se mostró muy confiado en que en el corto plazo la realidad mejore porque aseguró que con la aprobación de la resolución 125 de retenciones móviles el futuro de ciudades como Balcarce «está en riesgo».

Dolores, «efecto tardío»

¿Cuáles fueron los efectos de los 100 días de lock out de los productores agropecuarios en las economías de los pequeños pueblos del interior?

Para el presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Dolores, Ezequiel Lauría, por la fuerte presencia en la economía local del empleo público y el dinero que ingresa mensualmente por este concepto, en esta ciudad «el efecto fue más tardío; es decir, empezó a sentirse mucho más tarde». Consultado acerca de los cálculos que la Cámara realizó sobre la merma de la actividad comercial en el período mencionado, estimó Lauría que en general la reducción fue de un 35% a 40%, aunque hubo actividades, como la gastronomía que sufrieron un impacto mucho mayor. Para este caso, Lauría lo estimó en un 60% y lo atribuyó al aumento de los insumos y la disminución de la demanda de estos servicios.

Con respecto al desabastecimiento, Lauría estimó que no se sintió de manera extendida, porque, dijo, el frigorífico local siguió matando animales con lo que las carnicerías no notaron falta de mercadería. Tampoco se sintió en el rubro de los lácteos, puesto que se estableció un acuerdo con la planta de Castelmar, ubicada en la vecina localidad de Castelli, para que se proveyera a la ciudad de Dolores. Sin embargo, dijo, no hubo en las góndolas productos lácteos de las primeras marcas nacionales, puesto que estos alimentos no llegaron mientras duraron los cortes de ruta.

Un sector que sí sintió seriamente el tema del desabastecimiento de la materia prima fue la industria panadera. La falta de molienda complicó seriamente la provisión de harina y también faltó otro insumo importante como la grasa. Explicó Lauría que esta situación no ha sido regularizada totalmente por cuanto la molienda tiene tiempos que deben cumplirse entre el grano que llega y la harina que sale de los molinos.

«Todavía no hay mejoras pero tenemos muchas expectativas en el mes de julio, por la incidencia que puedan tener los aguinaldos que se cobrarán en estos días», culminó.

Estrechamente vinculados

Los negocios estrechamente vinculados con el campo, notaron seriamente los efectos del lock out. Por ejemplo, en las veterinarias se continuó trabajando con tactos, cesáreas u otras actividades relativas a la atención sanitaria de los animales. Sin embargo, veterinarios consultados indicaron a LA CAPITAL que el rubro medicamentos «no se movió para nada».

Un importante concesionario de automotores, que tiene sucursales en la zona, estimó que las ventas de camionetas disminuyó entre un 20% y 25%.

Quietud en Miramar

Como toda pequeña localidad de la costa atlántica, en invierno Miramar vive generalmente un proceso de quietud, aunque en este caso agudizado por la crisis del campo. Consultados de este panorama, diversos comerciantes, dieron su opinión a LA CAPITAL, en cuanto a los efectos en la economía y estrategias de supervivencia utilizadas.

«Las ventas mermaron un 40%, en lo que respecta a las frutas y verduras, pero el inconveniente mayor se presentó con el azúcar, aceite y harina, donde hubo faltantes importantes. Con el aumento del gas oil, hubo momento que los camiones, no venían. Si bien ahora el panorama es otro, prácticamente no se siente y los insumos siguen aumentando. La gente protesta mucho y hay una gran incertidumbre por lo que puede llegar de aquí en más», dijo el propietario de un pequeño almacén.

En el rubro de los fiambres y embutidos las ventas estuvieron resentidas entre un 20 y 25%, desde marzo a la fecha, «sin duda hay una gran irresponsabilidad por parte del Gobierno que es en definitiva quien maneja nuestro destino. Los clientes manifiestan su malestar, resignación y lamentablemente creo que es un camino sin salida ya que no se pudo resolver nada durante 120 días», manifestó, otro comerciante.

«Creo que es una diferencia irreconciliable. Tuve la suerte de contar con mucha mercadería de reserva en la cámara, aunque hubo faltante de quesos y leche, en menor medida», amplió.

Dentro de los medicamentos y perfumería, aseguran que, «hubo momentos en que el paro originó la demora del transporte que llega de las droguerías. Esto determinó un aumento semanal de un 5 y 10%».

Asimismo, hubo quienes pudieron esbozar alguna sonrisa, dentro de esta oscura realidad, «si bien sabemos que es un tema muy complicado, la gente necesitó informarse y por eso la venta de diarios, especialmente los de mayor tirada nacional y zonal, subieron un 30%. Por suerte, no hubo demoras en el despacho desde las distribuidoras centrales y el servicio a Miramar, se mantuvo normal», aseguró, un canillita de la zona céntrica.

Por último en lo que respecta a indumentaria, aclararon, «vivimos un panorama de constante vacilación que afecta a la economía de toda la comunidad. En este caso, se mantuvieron algunos precios estables y otros bajaron por el cambio de temporada, aunque este mes ya se nota un 20% menos de ingreso de dinero, con respecto a junio». (LA CAPITAL DE MAR DEL PLATA)