Por Horacio Castelli
Se va el salón de juegos del Casino. Se intentará «subastar» el edificio del Complejo y muchos están avizorando la construcción de edificios y viviendas en el Parque «Miguel Lillo».
No es verdad que se quiere salvar el Parque, se lo quiere utilizar para emprendimientos inmobiliarios sin ningún miramiento.
Las «intervenciones» que muchos pregonan, son simplemente el loteo encubierto con concesiones a 30 o 40 años.
La famosa apertura del frente costero sur, provocará el anegamiento permanente de la arena voladora de la costa.
Los costos serán de tal envergadura que decidirán, a los pocos años, abandonar los proyectos y quedará tierra arrasada.
Vemos y sufrimos cada verano, el avance de la arena en la Avenida 2 cerca de Las Grutas y las quejas son permanentes.
Pues bien, sin la presencia del Parque «Miguel Lillo» las dunas vivas avanzarán aún más.
Lo que sucede en la Avenida 9 de Julio que nos lleva hasta el Puerto, es una muestra evidente de la importancia del Parque.
Sin Parque, el famoso Frente Costero es impracticable, y como muestra tenemos los costosos trabajos de mantenimiento que deben pagar los vecinos del ilegal «Barrio Médanos».
No es cuestión de aplicarles a los que se niegan a la intervención inmobiliaria del Parque el mote de los afiliados al «NO», hay que ser cuidadosos con los pasos mercantilistas que se quieren dar.
Querer compararse con otros balnearios «modernos», es negar lo exclusivo y natural que es Necochea.
Hay otros emprendimientos necesarios antes que lotear el Parque. No hay ofertas gastronómicas, por ejemplo, a la vera del Río.
Está sin explotar adecuadamente Puente Blanco, las Cascadas, Costa Bonita, etc.
Por qué, tanto interés en edificar en el Parque, cuando lo que hay que realizar es un salvataje de su especie arbórea para que se potencie.
Muchos hablan de emprendimientos gastronómicos, intervenciones comerciales, etc.
Muy ilógico abrir construcciones en pleno Parque, cuando en toda la avenida 2; Frente Costero por excelencia, llegado el 28 de febrero, se tapian todos los comercios.
Hoy el Parque está en estado de emergencia, pero no es con concesiones y construcciones que se va a salvar.
Es con un proyecto integral, que permita sobrevivir en un lugar inhóspito, pero que el trabajo del hombre supo crear. Que el hombre, entonces, no lo destruya.
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