viernes, marzo 29, 2024

Destacadas, Internacionales

Todos a salvo

Sharing is caring!

This photo tweeted by Elon Musk shows efforts underway to rescue trapped members of a youth soccer team from a flooded cave in northern Thailand. Musk tweeted early Tuesday, July 10, 2018, he has visited the cave and has left a mini-submarine there for future use. (Courtesy of Elon Musk via AP)

La pesadilla ha terminado: los doce pequeños jugadores de fútbol y su entrenador lograron salir de la cueva en la que estuvieron atrapados durante 18 largos y preocupantes días. Fueron rescatados de ahí en medio carrera contra el tiempo, marcada por el riesgo de que se produjeran nuevas lluvias o se terminara el oxígeno que, efectivamente, hora tras hora, se reducía peligrosamente.

Pero los niños y el entrenador, culposo por haberlos llevado a un sitio del que casi no pueden huir, lo lograron y salieron sanos y salvos. Los últimos cinco salieron hoy y alcanzaron así a los compañeros que los habían precedido el domingo y el lunes, en el marco de una complicada operación de rescate, técnicamente planificada para poder sacar de un modo seguro cuatro niños por día. Su dramática aventura, que mantuvo al mundo entero en suspenso, terminó en un grito de alegría cuando los últimos volvieron a la superficie a última hora de la tarde (hora local). «Hemos logrado una misión que todos consideraron imposible», dijo el jefe de rescate.

Una exaltación compartida por los buceadores, por los cientos de voluntarios que fueron a dar una mano al campamento base de la cueva de Tham Luang y, en última instancia, por toda Tailandia.

La última de las tres jornadas de recuperación del grupo no hubo imprevistos. Poco después de las 10.08 salió el primer chico, en un lapso de tiempo similar al del lunes. Los siguientes dos compañeros resurgieron una hora después y, luego de aproximadamente otra hora, el último camarada y el entrenador salieron de la cueva.

Como todos los demás, inicialmente fueron atendidos por doctores fuera de la cueva, y luego volaron en helicóptero al hospital de Chiang Rai, donde se los mantiene aislados como medida de precaución.

Obviamente, los rescatados se encontraban en condiciones de debilitamiento tras un largo encierro bajo la tierra. «Pero están fuera de peligro», aseveró el gobernador Narongsak Osatanakorn, responsable de los rescatistas.

Los niños y el entrenador deberán estar una semana en observación en el hospital, y gradualmente se les dará comida ordinaria con el objetivo de que recuperen fuerzas. Para volver a abrazar a los padres todavía tendrán que esperar: los primeros cuatro rescatados el domingo ya los vieron, pero solo a través de un vidrio.

En el campamento base de rescate, los últimos helicópteros que salieron del área con los niños fueron saludados por una multitud de fiesta, y los voluntarios de toda Tailandia se abrazaron con canciones y bailes.

En las cercanías de Mae Sai y de Chiang Rai, los bocinazos se escucharon como si fuera el después de una inesperada victoria deportiva.

En televisión y en las redes sociales se escenificó la euforia de un país que tembló con los niños día a día, ya que no se sabía si sobrevivían ante la preparación gradual de una operación logística sin precedentes, que extrajo mucha agua en medio del fantasma constante de las lluvias y de la posibilidad de que los niños permanezcan enterrados vivos durante meses.

También la algarabía llegó al club de fútbol Manchester United, que ofreció a los doce niños y al entrenador visitar el estadio de Old Trafford.

Entre los festejos y la alegría, sin embargo, nadie olvida al ex «Navy Seal» Saman Gunan, el voluntario muerto el viernes pasado durante el suministro de tanques de oxígeno, quien ya tuvo su funeral. (ANSA).