viernes, marzo 29, 2024

Justicia, Nacionales

JURY: Tenso cruce en el juicio político contra el juez Freiler por su casa en Olivos

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«Usted dijo que mentíamos, entonces, le quería mostrar algo… ¿conoce esta escritura?», le preguntó el consejero Miguel Piedecasas al juez Eduardo Freiler. 

Fue el único momento en que acusador y acusado quedaron frente a frente en una audiencia que llevaba cuatro horas. Piedecasas levantó la escritura, lo miró, señaló un renglón y leyó: «El valor fiscal de su casa es de $5.3 millones».

La escritura por la compra de su casa es el documento que más compromete al camarista en el juicio político que atraviesa sus horas decisivas. Materializa la compra de una mansión de 600 metros cuadrados cubiertos frente a la quinta de Olivos, una propiedad que el magistrado todavía no puede justificar.

Freiler presenció hoy la primera audiencia del debate por su juicio político con una media sonrisa en su cara. Ese gesto se acentuó, sobre todo, cuando la acusación liderada por el macrista Pablo Tonelli descargaba, una tras otra, las pruebas sobre su enriquecimiento indebido.

Fueron seis horas de audiencia que transitó un puñado de momentos tensos, pero que ni siquiera superaron el énfasis argumentativo. El jueves será la última jornada del juicio político, cuando el camarista tendrá la última palabra para defenderse. Lo acusan de haberse enriquecido de manera indebida; son $16 millones los que Freiler no puede justificar, aseguran sus acusadores.

La casa en Vicente López, ocho autos, tres embarcaciones, un departamento en Pinamar, terrenos en Necochea, caballos y ganado, entre otras cosas. ¿Cómo compró todos esos bienes? Con su ingreso como juez, sostiene Freiler. «¿Se ajusta a la lógica que haya gastado el 88% de sus tarjetas de crédito? ¿Se ajusta a la lógica que, además, el 30% de sus ingresos corresponden a la cuota alimentaria de sus hijos? ¿Se ajusta a la lógica que el 35% de sus ingresos lo gasta en el alquiler de su casa?», atacó el diputado Tonelli. Freiler, inmutable, estiraba un poco más su media sonrisa.

Pero la acusación hizo especial énfasis en la compra de su casa. Freiler pagó oficialmente por su mansión blanca apenas $2.8 millones, según consta en la escritura que reveló LA NACION en 2015. Pero el magistrado tuvo que desembolsar $1.6 millones, mientras que tomó un crédito hipotecario de $1.2 millones con la financiera Inversora Callao para culminar la operación.

El valor de mercado de la propiedad, sin embargo, es mucho más alto, según fuentes inmobiliarias que consultó este diario. Pero en esa escritura se afirma que Freiler compró el inmueble por apenas $ 2,8 millones, casi la mitad de su precio según la valuación fiscal, que en el propio documento se consigna que era de $ 5,3 millones, y muy por debajo de US$ 1,4 millones que estiman los expertos inmobiliarios.

Su abogado lo defendió durante una hora. Cuestionó al Consejo de la Magistratura por la polémica sesión en la que se aprobó el inicio del juicio político. Y volvió a pedir la nulidad del proceso. El jury se tomó media hora para la deliberación y volvió a rechazar por mayoría el pedido de magistrado. La diputada Diana Conti fue la única integrante del jurado que acompañó a Freiler al considerar que el juicio político no debía seguir adelante.

Freiler se sacó los lentes, acomodó el micrófono y comenzó una breve defensa. «Mienten. Mienten deliberadamente. Soy víctima de un bombardeo mediático. Fantaseosamente sostienen números que no son ciertos sobre mi patrimonio», afirmó. Y contraatacó: «Mi casa es sólo un tercio de la casa del diputado Tonelli que, según leo en su declaración jurada, es de 3000 metros cuadrado».

El camarista aprovechó su intervención para lanzar una chicana que generó malestar en el jurado. «Repiten y repiten números fantaseosamente», dijo sobre los acusadores. «Por suerte está [Hugo] Marcucci, que es contador», agregó, en referencia al diputado radical que es parte del jurado de enjuiciamiento. «Marcucci, que es muy apto para integrar el jury», lanzó Freiler. Enseguida, la presidenta del jurado le advirtió -con evidente malestar- que se limite a referirse a su defensa sin referirse a cuestiones personales de los miembros del jurado.

Antes de cerrar su intervención, Freiler se dirigió nuevamente al jurado, pero para declararse inocente de las acusaciones: «No tienen cómo probar los puntos que aparecen en el dictamen. Les pido que las mentiras de la prensa no les inunden la cabeza».

LA NACION