Por Horacio Castelli
No por repetido en mis pensamientos, deja de tener la misma convicción que la primera vez que lo reflexioné.
Cada 8 de marzo, me convierto en una especie de paria “no saludador”, esté en el ámbito que esté, en ese momento.
No creo que sea respetuoso para las millones de mujeres que pelearon y pelean cada día, en alcanzar lo que naturalmente les corresponde, y que una sociedad patriarcal les arrebató.
El 8 de marzo de 1908 mueren 129 mujeres en el incendio de una fábrica textil de Nueva York en la que se habían encerrado para reclamar iguales derechos laborales que los hombres.
El 1 de mayo de 1886 comenzó una huelga general de trabajadores, siendo ahorcados cuatro de los dirigentes como una lección para el resto de los trabajadores. Tras un breve y parcial proceso, Adolph Fischer, Augusto Spies, Albert Parsons y George Engel fueron ahorcados el 11 de noviembre de de 1887.
El 8 de marzo se estableció como el Día Internacional de la Mujer, pero el 1 de mayo no se instauró como el Día Internacional del Varón, sino del trabajo.
Ambos asesinatos se perpetraron en contra de los trabajadores; sin embargo se globalizó el trabajo en la tragedia de los mártires de Chicago y no en las heroínas de Nueva York.
Por eso digo que para mi, cada 8 de marzo decirles “Feliz Día” a las mujeres me parece una profunda falta de respeto y que esta tragedia se “festeje” con regalos y frases acarameladas produce una desigualdad muy profunda.
Como dice una frase anónima escrita por una mujer en un corralón cualquiera “Prefiero que no celebres conmigo este día y que luches a mi lado los otros 364”.
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