viernes, abril 19, 2024

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ISRAEL: Unos comicios que se convirtieron en un referendo sobre Benjamín Netanyahu

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Israel­ votará hoy en unas parlamentarias que terminaron convirtiéndose en un referendo sobre el derechista primer ministro, Benjamí­n Netanyahu, en desventaja ante la coalición de centro Campo Sionista que une al laborista Isaac Herzog y la centroderechista, ex ministra de Netanyahu, Tzipi Livni.

Netanyahu, el primer israelí nativo en llegar al cargo, fue primer ministro entre 1996 y 1999, y retornó en 2009. Revalidó nuevamente el puesto en 2013, y aspira a un cuarto mandato aunque, con las encuestas asignándole 24 bancas contra 20 de su principal adversario, puede ser derrotado en el comicio.

Los sondeos anuncian que tras el pronunciamiento de los casi seis millones de votantes Campo Sionista (integrada por el Partido Laborista de Herzog y el centrista Hatnuá de Livni) vencerá al Likud por una diferencia de cuatro bancas, 24-20.

Tanto «Bibi», como se lo conoce en Israel, como Herzog (a quien llaman «Buzi») trataron de seducir votantes de sus aliados el último día de campaña, según analistas.

Cuando, desde el asentamiento de Har Homá, en Jerusalén Oriental, Netanyahu aseguró que con sus oponentes la unidad de la ciudad bajo mando israelí no estaba segura y él seguiría trabajando para impedir su división, apuntó a la base de Neftalí Bennett, líder de El hogar judío y defensor de los asentamientos en Cisjordania.

Los últimos sondeos revelan que El hogar judí­o está absorbiendo votos del Likud que Netanyahu busca recuperar.

Bennett aboga en su campaña por la anexión de las partes de Cisjordania que aún están bajo control israelí­ y la creación de un ente palestino autónomo.

Dado que es difícil que, pese a ganar en bancas, la centro izquierda logre formar gobierno, asumirá un peso mucho mayor en un futuro Ejecutivo formado por el Likud.

Para contrarrestarlo, «Bibi» reiteró que si él se mantiene en el Ejecutivo israelí no habría un estado palestino.

En cuanto a Jerusalén, Netanyahu predijo que si vence Campo Sionista, sus dirigentes «se dejarí­an llevar por la comunidad internacional y aceptarí­an sus órdenes», entre otras la de congelar la construcción de viviendas en Jerusalén Este.

«Bibi» entiende que si su partido obtuviera un resultado relativamente pobre, perderá un notable porcentaje de legitimidad para seguir como jefe del Ejecutivo aún cuando solo el Likud quede en condiciones de formar gobierno.

El presidente del partido Israel nuestro hogar, Avigdor Lieberman, por su parte, abandonó la relativa moderación a la que lo había obligado su cargo de canciller y desplegó la extrema belicosidad que lo había caracterizado desde el llano cuando dijo que si, como pretende, es nombrado ministro de defensa en el próximo gobierno israelí­, encabezará la «última campaña» militar contra Hamas.

De igual manera, aunque dirigiéndose a un público distinto, Isaac Herzog convocó a los votantes del partido laico de clases medias Yesh Atid (Hay Futuro), que lidera Yair Lapid, a que lo apoyen a él para no hacerle el juego a Netanyahu en la aritmética parlamentaria.

El líder laborista expresó su compromiso en ser el primer ministro «de todos los israelíes», sin diferencias de grupos, credos o ideologías.

«Lo prometo: seré el primer ministro de todos y para todos, para la derecha y la izquierda, para los ultraortodoxos y los laicos, para los árabes, los drusos, los circasianos. Seré el primer ministro del centro y de la periferia; de los estudiantes y de las personas de la tercera edad», recalcó.

Las elecciones de mañana también pondrán en cuestión aspectos de la política de Netanyahu que incomodan al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en particular la intransigencia antiiraní que lo llevó a pronunciar un discurso lindante con la intromisión en los asuntos estadounidenses en el Senado de ese país el 3 de enero.

Otra cuestión que preocupa a los israelíes es el creciente precio que cobran las políticas neoliberales del gabinete Netanyahu, que culminaron con enorme potencia el proceso que llevó al que cuarenta años atrás era uno de los países desarrollados más igualitarios (entre judíos al menos) a ser el más desigual.