viernes, abril 19, 2024

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ECOLOGÍA: ¡Es la economía, por supuesto!

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Por Antonio Elio Brailovsky

Con mucha frecuencia, los temas de economía son vistos como complejos, difíciles o aún inaccesibles. Esto tiene que ver con una cierta lógica de pensamiento y un cierto lenguaje especializado, que alude a cuestiones que no parecen ser de dominio público.

Las personas preocupadas por las cuestiones ambientales intuyen la importancia de lo económico en las decisiones que inciden sobre el ambiente. Sin embargo, lo más frecuente son explicaciones de tipo genérico, que aluden a intereses creados pero sin detallar los mecanismos por los cuales actúan dichos intereses. Algo semejante ocurre con los cursos de gestión ambiental, en los cuales las asignaturas de economía ambiental suelen ser vistas como una especie de mal inevitable.

Son frecuentes las propuestas que suponen implícitamente sociedades idealizadas, en las cuales dichos intereses no existen o, simplemente, no actúan. Recíprocamente, cualquier forma de gestión ambiental requiere un ajustado conocimiento de los obstáculos que se generan y, simultáneamente, de las herramientas económicas para la gestión.

Para analizar estos conflictos, acabo de publicar, en coautoría con Jésica Timm, el libro «Economía y Medio Ambiente, una relación difícil».

Este libro está destinado a aquellas personas interesadas por el ambiente y la gestión ambiental que comprenden la necesidad de reforzar esta faceta de su formación. Existen obras académicas que ponen el acento en los problemas teóricos de esta disciplina. No es ése nuestro objeto de estudio. Lo que nos interesa es trabajar sobre aquellos aspectos económicos que pueden incidir en la gestión ambiental.

Allí hablamos de la forma en que las noticias de economía pueden afectar la calidad de nuestro ambiente y la conservación de los recursos naturales.

Cada vez que se destruye un bosque nativo o se descubre el tráfico ilegal de fauna silvestre, cada vez que sabemos del uso de sustancias químicas peligrosas o de episodios de contaminación, alguien dice: “lo hacen porque eso es un gran negocio”. Pero no siempre podemos ir mucho más allá de esa afirmación genérica. ¿Por qué puede ser más negocio destruir que conservar? ¿Podemos lograr que sea al revés y que el buen negocio sea el uso sustentable de los recursos naturales?

Por supuesto que nuestra relación con la naturaleza no se agota en los aspectos económicos, como pretenden quienes representan algunos intereses particulares. El vínculo de los humanos con su entorno es extraordinariamente complejo e incluye infinitas facetas que no se pueden medir. Desde los sentimientos de elevación que genera la contemplación de un paisaje hasta la necesidad de conservar los sitios sagrados de determinadas culturas. Desde la investigación científica hasta la inspiración artística, hay innumerables situaciones que no pueden reducirse a la pregunta: ¿cuánto pagaría usted por conservar este paisaje?

Este libro trata acerca de las difíciles relaciones entre ecología y economía, la más conflictiva faceta de la relación naturaleza-sociedad, un tema que cada cultura debe resolver según sus peculiaridades.

“Oikos” (la casa, en griego) es la raíz común de las palabras ecología y economía. La ecología estudia la casa del hombre; la economía la administra. Parecería sencillo complementarlas, ya que hablan de la misma cosa. Pero en nuestra época, el deterioro del medio ambiente muestra el alto grado de conflicto entre el uso productivo de la naturaleza y su conservación.

Hace poco tiempo, en muchos países del Tercer Mundo, la ecología y el ambiente parecían temas vacantes. Nadie hablaba de ellos, salvo para aludir a las preocupaciones del mundo desarrollado y destacar lo lejos que estábamos de ellas. Hoy, por el contrario, todos hablan de ecología.

El medio ambiente asegura rating en los medios de comunicación masiva, y aplausos y votos en los foros políticos, aunque no sean muchos los dirigentes de los países del Sur que lo hayan registrado.

Ahora bien, dado el formidable avance en la conciencia pública sobre el tema, cabría suponer que de inmediato se tomarían medidas de prevención y saneamiento ambiental.

Sin embargo, hasta ahora existe un notorio desajuste entre la forma en que la sociedad percibe su ambiente y las actuaciones concretas en materia ambiental. Este libro se propone ayudar a reflexionar sobre las razones económicas de este distanciamiento.